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Historia y desarrollo de los implantes dentales

Historia y desarrollo de los implantes dentales

sábado 11 de enero de 2020, 21:32h

10ENE20 – MADRID.- Los dientes son una parte de nuestra anatomía facial que contribuyen al correcto desarrollo de la vida diaria. No sólo como encargados de triturar la comida para favorecer la digestión, sino para otorgar una imagen estéticamente agradable ostentar piezas dentales sanas es un símbolo de bienestar en todos los sentidos.

No obstante, la implantología (la rama de la Odontología encargada del estudio, desarrollo y colocación de implantes dentales) no ha sido siempre como la conocemos en la actualidad, habiendo viajado a lo largo de distintas etapas históricas que nos sitúan en los avances de los que disponemos en la actualidad. Hoy, con la colaboración de Zabalegui Clínica Dental, se presenta una breve guía histórica sobre la historia y desarrollo de los implantes dentales.

Los implantes en su etapa más primigenia

Esta búsqueda de salud dental no es algo reciente y es que ya desde tiempos remotos, los humanos hemos investigado sobre alternativas para reemplazar dientes en mal estado. En este sentido, el primer indicio de una prótesis fue encontrado en los restos de una mujer de Argelia ubicada en el Neolítico.

Los estudios necrópsicos muestran cómo el implante estaba compuesto por un fragmento de la falange del dedo de la mujer, cumpliendo la función de diente en el alvéolo del segundo premolar superior derecho. Esto lleva a considerar las tentativas quirúrgicas y protésicas del momento, así como la iniciativa de embellecer los cadáveres a modo de ritual.

Como cabía esperar, los procedimientos fueron refinándose, aunque no de forma lineal. En 1931 se hallaron vestigios que corresponderían a la época Maya, en los que se encontraron restos de concha en el alvéolo de los incisivos. La forma en la que el hueso se formaba alrededor de la concha era un indicador de intervenciones protésicas in vivo.

Este avance se contrasta con restos egipcios análogos, que revelaban trasplantes dentales en humanos y animales, utilizando piedras y metales preciosos.

Para el siglo X, la implantología ya se había extendido a la Andalucía islámica, existiendo documentos escritos que así lo narran. Aunque el claro ejemplo de esta práctica se evidencia en las compilaciones de ensayos llevados a cabo en Francia, que relatan cómo la nobleza y altos rangos recibían donaciones de los plebeyos, lo cual resultó en una gran extensión de infecciones.

Lo más notable durante el transcurso del siglo X al XIII fue la inclusión de materiales y nuevas técnicas más cuidadas, como el rellenar la pulpa del diente en lugar de insertar la pieza dental directamente con hilo de oro.

Ya en el siglo XIII con la consolidación científica diseminada por la Ilustración, se permitió una consolidación de las buenas prácticas en distintos países, priorizando la higienización y las extracciones preventivas, pero nuevamente se produjo un parón en los avances, que no culminaron hasta el siglo XIX, en el que por motivos ético-sanitarios se comenzó una búsqueda de alternativas a los dientes naturales, priorizándose los implantes metálicos y la investigación de otros materiales como las cerámicas y el plomo.

El siglo XX fue mayormente liderado por los cirujanos, que introdujeron alambres, clavos y placas para arreglar desperfectos en la dentadura. Aunque se continuó sin tener claro cuál era el metal idóneo para los implantes, dado que muchos reaccionaban al pH de la boca, sufrían oxidación o terminaban por desprenderse.

Las distintas metodologías llevaron al surgimiento de distintas escuelas que primaban diferentes tipologías procedimentales, aunque lo interesante de esta diversificación fue el uso del Vitallium como material protésico y posteriormente el Titanio y el Tantalio, todos ellos bien aceptados por el cuerpo y menos lesivos que otros.

La implantología en nuestros días

Para los años 90 los avances y la optimización de materiales permitieron que las restauraciones pudiesen llevarse a cabo en pocas horas. Todo gracias, además, a las anestesias y la correcta esterilización de las consultas.

De hecho, la anestesia ha permitido que en una misma sesión se arreglen distintas piezas dentales de un mismo cuadrante bucal, lo que agiliza el proceso tanto para el periodoncista como para el propio paciente, que evita el tener que acudir a citas separadas y puede unir el período de recuperación en uno solo.

Todas estas facilidades situarían a la implantología en un nuevo estadio denominado oseointegración, en el que ya no prima tanto la técnica, que se asume como un imprescindible dentro de la buena praxis del odontólogo, sino la acomodación y perfeccionamiento de los implantes por medio del refinamiento de la forma, la retención, el soporte y la estabilidad, de modo que más allá de mejorar la salud dental del paciente, se cumpla con unos requisitos estéticos y de adaptación a la cavidad dental como si de un diente natural se tratase.

El constante desarrollo e innovación dentro de las clínicas dentales será lo que Zabalegui Clínica Dental denomina como el futuro de los implantes dentales, una realidad que cada vez está más cerca de la mano de las mejores clínicas dentales en España.

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