La poesía de Antonio Zarco Fortes (Madrid, 1930 – 2018), que aparece ordenada de modo cronolñogico, ha sido su escritura terapéutica, su expresión de la intimidad, de la soledad, una catarsis de sus secretos vitales y amorosos. Palabra y pintura ha sido los dos medios de expresión de Antonio Zarco.
“En este libro el esfuerzo del pintor ha consistido en querernos comunicar mediante otro sistema de signos el significado que encierran sus poemas, cuyo contenido ha llegado hasta nosotros mediante una forma de expresión que no es su pintura, sino sus sentimientos vertidos a través de la palabra poética”, dice Antonio Lara Quero, en la presentación del libro.
El poeta Raúl Alonso, por su parte, dice: “ Antonio Zarco nos ha dejado un legado poético inesperado y de un alto valor. Pocos sabían que durante su vida cultivó la poesía en silencio, convirtiéndola en un ámbito de intimidad, de encuentro y confesión consigo mismo, donde sublimaba en forma de versos sus sentimientos más tormentosos”. He aquí uno de sus sonetos:
Los altos vuelos desde aquí miro
fueron míos ayer, hoy son ajenos.
Sin tregua voy en mí demás al menos.
Sin tregua voy, sin queja ni suspiro.
Alto vuelos de ayer, aún os admiro
posibles para otros, por mí llenos
de albas olvidadas cuyos senos
nutrieron mi andadura y mi respiro.
Nutrieron mi andadura y sin saberlo
nutrieron el dolor aquí presente
que lejos hacia mi ya caminaba.
Tiempo perdido, ido sin quererlo;
los altos vuelos miro inútilmente
desde esta soledad que todo acaba.
Si (
No(
