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Opinión: “Desde Mi Despacho…”

Cartas de Maquiavelo

Por José Manuel López García (*)

miércoles 27 de mayo de 2015, 01:44h
Cartas de Maquiavelo

El libro Epistolario 1512-1527 de Nicolás Maquiavelo con traducción, edición y notas de Stella Mastrangelo es una obra de 544 páginas que ofrece a los lectores una selección de cartas de este gran autor y político florentino. A lo largo de su vida escribió más de 2500 páginas de cartas, además de los libros que también redactó.

Su epistolario es extraordinariamente valioso, porque refleja la experiencia vital de Maquiavelo, con consideraciones teóricas y referencias cotidianas, y anotaciones relevantes para este secretario florentino, y hombre renacentista.

Aunque Maquiavelo no pronunció el dicho: el fin justifica los medios, no es extraño que se derive de sus planteamientos políticos. Puesto que la fuerza pragmática de su teoría política está al servicio del mantenimiento del poder, en una situación política muy convulsa, a finales del siglo XV, y primer tercio del XVI.

Es, realmente curioso, que la obra capital de Maquiavelo titulada El príncipe haya sido escrita en el exilio a las afueras de Florencia, durante el año de 1513, aunque fuera publicada después de su muerte ocurrida en 1527.

Este pensador florentino afirma una ética política republicana que sostiene el valor esencial de la libertad del pueblo, frente a cualquier tipo de despotismo, aunque reconoce también la necesidad de la astucia en el arte de gobernar. Se puede decir que su planteamiento ético es, claramente, consecuencialista, y está unido a una alta valoración del criterio de la verdad efectiva.

Las consecuencias y los resultados probables de las decisiones políticas, teniendo en cuenta la maldad humana, deben ser contemplados, a su juicio, de cara a la práctica política de su época. En relación con esto escribe Maquiavelo en El príncipe: «Por lo tanto, un príncipe prudente no debe observar la fe jurada cuando semejante observancia vaya en contra de sus intereses y cuando hayan desaparecido las razones que le hicieron prometer. Si los hombres fuesen todos buenos, este precepto no sería bueno, pero como son perversos, y no la observarían contigo, tampoco tú debes observarla con ellos».

De todos modos, Maquiavelo aprecia la verdad en el ámbito de la filosofía y de la historia, en cambio, en el campo de la acción política matiza sus planteamientos.

En este sentido, se entiende que elogie a dos grandes figuras políticas de su tiempo: César Borgia y Fernando el Católico, especialmente hábiles en aumentar su poder arbitrando los medios adecuados para sostener o engrandecer el estado, sin cortapisas morales. Actualmente, este tipo de actitudes políticas son injustificables, por razones éticas evidentes.

En todo caso, la lectura de las cartas, y de las obras de Maquiavelo traza un panorama de la realidad social, política, moral e intelectual del Renacimiento, y de las luchas para librarse de la hegemonía, y del sometimiento al poder de determinados estados europeos: España, Francia respecto a las ciudades estado italianas. Para Maquiavelo son bárbaros que pretenden apropiarse del territorio italiano, y realmente es cierto que lo deseaban hacer. En El príncipe realiza una exhortación para liberar a Italia de los bárbaros.

En la correspondencia de Nicolás Maquiavelo aparecen numerosos aspectos de la realidad de su tiempo, y observaciones filosóficas y morales elaboradas por su fino y agudo discernimiento. Su talento como escritor es evidente, ya que su estilo es ágil, preciso, y sobre todo, rico en matices conceptuales y descripciones de las situaciones, y de la naturaleza humana, a la que, por cierto, conocía muy bien.

Era un hombre de estrategias, tanto en su audaz vida pública como en su vida privada, con un humor agudo, y un mundo de afectos y simpatías que se revela también en sus cartas. Maquiavelo mantiene contacto epistolar con grandes personajes de su época: Guicciardini,Vettori, Vernacci, Soderini, Passerini, etc.

Posee una notable erudición que aumenta constantemente con sus lecturas, y su dedicación al estudio. Lee también a los antiguos en el escritorio de su casa, y realiza anotaciones de sus lecturas. Dialoga con ellos leyendo sus obras. Escribe Maquiavelo: «Y como dice Dante que no hay ciencia sin el retener lo que se ha entendido, he anotado todo aquello de que por la conversación con ellos he hecho capital, y he compuesto un opúsculo: De principatibus». Es su libro El príncipe que ha tenido una inmensa influencia a lo largo de los últimos quinientos años. Un pensador como Gracián, por ejemplo, muestra en su obra la repercusión de las ideas del sabio florentino, y también otros numerosos filósofos apreciaron, enormemente, sus escritos.

(*) José Manuel López García es Doctor en Filosofía y Profesor

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