La Conversión de San Pablo’, una obra maestra de Guido Reni que se creía perdida,  descubierta en El Escorial

Alcalá de Henares.- El doctor Gonzalo Redín Michaus, investigador Ramón y Cajal de la Universidad de Alcalá, ha descubierto que la hasta ahora anónima e inadvertida ‘Conversión de San Pablo’ conservada en El Escorial (Patrimonio Nacional, nº inv. 10033839, óleo sobre lienzo, 238 x 179 cm), es en realidad una impactante pintura de Guido Reni (1575-1642),  - junto con Caravaggio, el pintor más influyente del siglo XVII en Europa-  que se creía perdida. El hallazgo está avalado por su publicación en la prestigiosa revista especializada The Burlington Magazine.

El lienzo se puede fechar aproximadamente entre 1615 y 1620, y en cierto sentido es una respuesta a los célebres cuadros del mismo tema pintados por Caravaggio para la capilla Cerasi de Santa Maria del Popolo en Roma.

Por su excepcional calidad y por su rarísima iconografía –pues representa como un evento íntimo y solitario la conversión de Saulo, el incansable perseguidor de los cristianos, en San Pablo– se puede considerar una obra digna de figurar junto a las obras maestras del pintor en museos como el Prado o el Louvre.

A su incalculable valor artístico se añade un extraordinario valor histórico. Todo indica que la obra fue regalada a Felipe IV por Niccolò Ludovisi, sobrino del Papa Gregorio XV (1621-23). El noble había donado al monarca en 1633 dos importantísimos cuadros de Tiziano, la ‘Ofrenda a Venus’ y la ‘Bacanal’, esperando que el soberano le concediera la investidura del Principado de Piombino, un pequeño estado estratégicamente situado en el mapa geopolítico italiano, para recuperar el esplendor familiar vivido durante el papado de su tío.

En  diciembre de 1664, ya como Príncipe de Piombino, Ludovisi, velando por la futura carrera de su hijo en la Corte madrileña, dispuso en su testamento que se legaran seis cuadros de su famosa colección al rey de España. En mayo de 1665 el embajador español en Roma las escogía en Villa Ludovisi, pero sólo cuatro meses después moría Felipe IV, lo que explicaría el sorprendente olvido del cuadro de Reni que, citado por vez primera en El Escorial en 1681 con atribución errónea a Guercino, pasó por la Colección Real sin pena ni gloria casi hasta la actualidad, asignado sorprendentemente al napolitano Luca Giordano.