Valladolid.- El pasado día 13 de enero, el Partido Animalista presentaba una denuncia ante la Delegación Territorial de la junta CYL ya que la matanza como espectáculo público está prohibida por la Ley 7/2006, de 2 de octubre, de Espectáculos Públicos de Castilla y León. Tampoco se aturdió al animal como obliga la Ley 32/2007 para el cuidado de los animales, en su explotación, transporte, experimentación y sacrificio.
Las imágenes del vídeo en el que se basa la denuncia, son terribles. En ellas podemos ver al alcalde del municipio al que PACMA ha denunciado alardeando de lo que ha costado matar al animal, prueba evidente de que ni siquiera cumplieron con el aturdimiento previo.
¿Qué clase de sociedad es ésta en la que vivimos que convertimos la muerte de un animal en la fiesta central de un pueblo?
La legalidad vigente a que aludimos está recogida en el Reglamento (CE) N1099/2009 del Consejo de 24 de septiembre de 2009 relativo a la protección de los animales en el momento de la matanza. En él se catalogan y describen todos los métodos de aturdimiento, que aunque nos parecerían un manual del horror si fueran referidos a nuestros animales de compañía, tampoco se cumplieron en la matanza del cerdo en Cabezón de Pisuerga.
No es la primera vez que el partido Animalista denuncia matanzas ilegales en Castilla y León: en diciembre de 2010 se archivaba la denuncia contra la matanza del cerdo en Palencia, evidenciando una vez más, que la Legislación vigente no se está aplicando de forma correcta, y que no se está garantizando la aplicación de los métodos exigidos para la mitigación del dolor de los animales que son sacrificado. En este aspecto, ni las Administraciones ni la Justicia están haciendo nada por garantizar aquellas leyes que amparan o protegen, aunque sea mínimamente, a los animales.
Desde el PACMA respetamos a todos los individuos de cualqueir especie animal en base a la capacidad de sufrir y de sentir que todos compartimos, trabajando para reflejarlo en el marco legal desde el ámbito político.
No solo queremos denunciar el quebrantamiento de la legalidad vigente en materia de protección animal. Vamos más allá y consideramos que el modo de vida y muerte al que sometemos a estos animales, les priva de sus necesidades más básicas como individuos capaces de sufrir y sentir. No solo necesidades físicas tales como hozar en la tierra o moverse (en el caso de las hembras gestantes y lactantes, condenadas a la inmovilidad), sino también psíquicas: los cerdos son seres especialmente inteligentes, animales sociales, capaces de construir lazos afectivos, dotados de memoria e inteligencia. Parecen incluso tener conciencia del yo, pues son capaces de observarse en un espejo. Por ello, instamos al mantenimiento de un estilo de vida ético y respetuoso con los animales, así como a la promoción de una alimentación vegetariana.
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