La praxis y la finalidad de Puigdemont con la República Catalana es más difícil de llevarse a cabo que la Propuesta de Boadella sobre una nueva Comunidad Autónoma denominada Tabarnia, que llevaría aparejado la creación de una nueva Comunidad autónoma Tractoria con el resto de los territorios de Cataluña.
Si adquiriera el Sr. Puigdemont una adecuada salud mental, que le llevaría a poder valorar los daños y perjuicios tanto económicos, sociales, empeoramiento de la salud física y mental ocasionada, seguramente se moriría del sitio, pero lo que es peor seguirá enredando y como la corte de palmeros que le rodean y además van cumplimentarle donde quiera que este, eso sí que es carisma, ya lo quisieran para ellos algún dictador, pero no se le puede responsabilizar en esto, él no tiene la culpa de lo que hacen sus corifeos.
Es curioso que el carisma sin duda dictatorial se imponga como lo hace entre los partidarios de la revolución de la sonrisa (deberíamos llamarla de la sonrisa las barricadas y la violencia callejera) que con la manipulación de los medios de ¿Republica Catalana?, forma ya la cultura política que los “indepes” han aportada a Cataluña.
Debemos poner un circo en Barcelona para no dejar sin trabajo el Sr. Puignemont.
Señora Colau con estos ingredientes no le hace falta que le pongan pegas a los turista que usted pretende vengan menos a Barcelona.
¡Qué pena me da que ahora vengan menos turistas a Barcelona!
Con lo bonito que quedó la Barceloneta la zona del puerto, la residencias que se hicieron para las olimpiadas.
Si no logramos ponerle un circo al Puigdemont podría hacer una gran labor del control de los aparcamientos y también porque no de aparcacoches, por las habilidades que ha tenido de salir de España, pero le deberíamos eximir de que tuviera clientes alemanes pues ese país no se le da muy bien y por tanto sus habitantes tampoco.
(*)Pedro J. Rodríguez Iglesias es escritor
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