Un país de políticos buena parte de ellos corruptos, mediocres e incapaces, tanto en la izquierda como en la derecha, de sacar a tanta gente de la miseria. Una sociedad enferma y moribunda sin ideales ni verdadero futuro, y una gigantesca administración central, autonómica y local que arruina al pueblo llano, un pueblo sin tono, sin fuerza síquica para expulsar a tantos indeseables. No se paga la cultura. No se lee. Todos, mayores y niños, mirando bobamente unas pantallitas de mierda en lugar de levantar la mirada, limpia, serena y contemplar y afrontar la que se nos viene encima. La realidad de esta vida, del mundo real, del tsunami que se aproxima si no se toman la debidas y pertinentes medidas.
Y ahora vamos a los datos.
La deuda pública española es actualmente de 1.142 billones de euros.
La deuda privada es del 98% del Producto Interior Bruto, y la precariedad del empleo apabullante.
En el año 2007 esa deuda era de 384.000 millones de euros, hoy es de 1.143 millones de euros. Cristóbal Montoro dice que controla, pero controla la catástrofe. Hemos salido de una crisis económica muy fuerte, pero la que viene nos va a arrollar porque los acreedores de esa deuda que y crece a ritmo exponencial cada vez exigen el cobo de unos intereses mayores.
La macroeconomía va bien, crece al 3% anual aproximadamente, pero eso no se refleja en la calle, todo lo contrario, el gasto público se ha disparado y si se une esa deuda las de las tres administraciones la deuda total sería de 1.612.000 millones de euros.
Esto es, una deuda insuperable e inasumible. EL PAÍS ESTÁ EN BANCARROTA….pero nadie reacciona. Tenemos un modelo “low cost”, se crece pero en base a unos salarios muy bajos. La gente no siente tal mejoría sino todo lo contrario, la clase media se destruye día a día, se evapora, el separatismo prolifera, la imagen real de España se ve erosionada internacionalmente día tras día.
Las medidas que se intentarán tomar es la de freírnos a impuestos para saldar el monstruo de la deuda. Más y más impuestos generales para pagar unas pensiones erosionadas. Quizá demasiado intervencionismo estatal a mi modo de ver…, no sé.
Lo que hay que frenar sin duda y como sea es el gasto público, es un gasto público tan enorme que acabará con todos nosotros a la próxima crisis mundial, que no duden queridos lectores que vendrá tal como está Europa y el mundo entero. No podemos permitirnos tantas administraciones y políticos y estrategas tan mediocres e incapaces. No podemos ni debemos permitir una España fracasada.
(*) Germán Ubillos Orsolich es Premio Nacional de Teatro, dramaturgo, ensayista, novelista y escritor.
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