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Opinión: “Mi pequeño Manhattan…”

El viaje a Marte y hacerse un escritor

Por Germán Ubillos Orsolich (*)

martes 20 de febrero de 2018, 01:26h
El viaje a Marte y hacerse un escritor

20FEB18 – MADRID.- Leyendo “National Geographic”, una de mis Revistas predilectas, veo los últimos avances y proyectos en el deseo de que los seres humanos pisemos el planeta Marte.

Marte está a 54 millones de kilómetros de la Tierra, más de 140 veces más lejos que la distancia a la Luna. No se trata de ir a hacer un negocio a Londres o a Melburne, el viaje de ida a Marte dura 7 meses y el de regreso otros siete, más una estancia allí de cerca de dos años que es lo que tarda en abrirse otra ventana de regreso posible (la menor distancia).

Habrá que llevar suministros para tan largo viaje, repuestos de piezas, protección para los rayos cósmicos que son partículas de alta energía que cruzan la galaxia casi a la velocidad de la luz y que pueden dañar el ADN y las neuronas de los astronautas, los cuales perderán masa ósea y muscular, una cierta hinchazón de la cara al drenar mal los líquidos del cuerpo. Pueden llegar a Marte con la visión borrosa, menos luces intelectuales y los huesos quebradizos. La NASA lleva trabajando largos años en el proyecto y también la empresa privada “Space X” propietaria del empresario Elon Musk que quiere llegar cuanto antes con su cohete recuperable “Falcon 9”, arriesgando mucho, incluso la posibilidad de que mueran astronautas, pues afirma que en cualquier conquista, la de los casquetes polares, la de América o del monte Everest ha ocurrido esto. La NASA es más cauta y lenta, pero es indudable que las dos entidades colaborarán y si unos dicen que en el año 2030 los tendremos allí, la NASA lo retrasa al 2040. La doctora más anciana y veterana de la NASA ha llegado a afirmar que “llegarán enfermos”. ¿Se imaginan llegar a Marte enfermos, tenerse que meter en la cama y ponerte el termómetro?. ¿ Qué cama, en qué casa, con qué termómetro, por cuánto tiempo?. Me da la risa, perdonen, los absurdos y las catástrofes me hacen reír…..por no llorar.

“Si el viaje no te mata, puede que te mate vivir allí”. Bueno, sin embargo todos están de acuerdo que hay que ir, hay que llegar. La NASA intenta enviar a unos hombres, Elon Musk cientos, miles de personas; crear una nueva civilización cuando nuestro planeta haya sido aniquilado por nosotros mismos.

Bien, creo que os habéis hecho una idea de lo que esto supone, entonces extrapolándolo a la escritura literaria la cosa es muy parecida.

Muchos en este país quieren ser escritores, quieren triunfar en el mundo de las letras, incluso alguno me ha llegado a decir que su primer libro debe de ser un gran “best seller”.

He tenido a lo largo de mi vida una maestra y cuatro alumnos, la maestra es Pepi, una mujer devoradora de libros que ganó mi corazón haciéndome una semblanza con una imaginación brutal y una pasión total por la escritura. Ella me contagió todo eso y me enseñó que un escritor debe de ser invulnerable, y que esa pasión se lleva dentro y te acompaña de la cuna a la tumba.

He tenido cuatro alumnos, sí, dos varones y dos hembras, no creo en las escuelas de escritores, a cada uno de ellos les nombraré por sus dos iniciales, ellos saben de quienes hablo.

El primero aún sobrevive e incluso ha querido vivir de esto.

E.T. de simpatía arrolladora y empuje colosal se lo tomó muy en serio y apenas sacado su primer libro sufrió varias desgracias en su entorno real que casi le envían al sepulcro, no sé mucho de él, pero sé que aún vive y que le di, indudablemente una razón para vivir, quizá para morir también…pero es que por la escritura se puede vivir y se puede también morir; como en un viaje a Marte.

W.Ch. acaba de sacar su primer libro, su pasión es enorme, narra bien y tiene una inmensa experiencia vital y viajera; como los otros, a veces se tambalea, me llama constantemente y busco salidas cuando él no las encuentra. ¿Qué ocurrirá cuando yo falte?. La soledad profesional y emocional es muy dura, que se lo cuenten a los astronautas embutidos en una lata de sardinas sin ver el verde, la primavera, el verano o la nieve, una nostalgia intensa no de sus familias, sino del planeta Tierra.

Las otras dos son mujeres, la primera y muy querida, AV, ha arrancado muy bien, tiene un enorme talento, pero pienso que está limitada tanto por su otra profesión, como por sus tareas domésticas y lo que es peor, por su deseo de bienes inmuebles, esto es fatal pues para una escribir hay que olvidarse de eso, es como seguir Cristo, dejar familia, enseres y si es preciso padres e hijos, sé que suena muy duro pero Cristo dijo un buen día, “el que quiera seguirme que deje todo, enseres, familia, padres, hijos y amigos y bienes materiales, incluso su propia vida y le daré un puesto en el Cielo y le otorgaré la vida eterna”.

La segunda, M.M. es ingeniero con muchísimo talento y muchísimas cosas que decir, aún no ha publicado nada pero de alguna forma me sigue y está describiendo una curva parabólica impresionante para acercarse más hasta donde yo estoy o más bien lo que represento. Escribe de maravilla, toca todos los registros, su literatura es descarnada y a veces sobrecogedora. Espero todo de ella, me siento muy estimado, muy bien con ella, aunque su carácter sea algo seco y no exprese lo que piensa, peo sí lo hace escribiendo.

Bien, escribir. Para mí escribir bien y llegar a la meta supone trabajo, mucho trabajo, salud y suerte. Para llegar a viejo y seguir escribiendo es preciso una tenacidad, una pasión que solo la da Dios, pues por este trabajo por el que siento un amor tan desmedido puedo vivir y puedo morir, y es el sentido de mi vida. “El escritor total” me llama Javier Lostalé, Premio Nacional . Somos primos segundos, de pequeños jugábamos a hacernos entrevistas y los dos tenemos el mismo galardón. Es como orbitar el Planeta Rojo, pero aún nos queda descender y volver, y tengan en cuenta que la fuerza de la gravedad en Marte es enorme, muy superior que la terrestre, y su atmósfera, aunque muy tenue es suficiente como para recalentar la “reentre”.

Un escritor se va a encontrar primero con la necesidad de comer y vestir desde el día primero, de no sufrir enfermedades que te invaliden y si las tienes y muy gordas superarlas. Tiene que llegar a ser conocido y eso requiere una inversión de mucho dinero si lo quiere rápido, tanto como puede costar ir a la Luna o al planeta Rojo. Ese dinero publicitario hay que buscarlo, los astronautas se lo pidieron primero al presidente Kennedy y después al Congreso, en Washington. ¿Quién dio ese dinero para mí?: el Estado Español, la Diputación Provincial de Valladolid, la Diputación Provincial de Guipúzcoa, el Ayuntamiento de Zamora, el Ayuntamiento de Lugo, La Fundación Juan March y tantos otros. ¿ Por qué lo hicieron?, porque era el mejor o así lo creyeron. Ahora que pienso en ello pienso también en los ocho largos años que me pasé leyendo indiscriminadamente literatura y dentro de ella narrativa, teatro, poesía y ensayos, durante ocho horas diarias, amén de mis estudios y otros quehaceres.

Bueno, puedes apoyarte emocionalmente en los afectos, pero es muy posible que esos afectos desaparezcan porque caigan en desgracia o mueran. La soledad y las adversidades, las penas de la vida como decía Buero, pueden afectarte pues somos seres humanos, pero jamás alterarte o destruirte, pues como la sonda espacial “Cassini” lanzada desde Cabo Cañaveral para explorar el espacio profundo más allá del planeta Plutón, es preciso llegar hasta el final.

Escribir es como respirar, cuando dejas de respirar es que ya no estás en este mundo, cuando dejas de escribir tampoco, ya no eres tú. Puedes sufrir crisis, bloqueos, pequeñas o grandes enfermedades, pero siempre tienes que sobrevivir y si mueres morir dando la cara, esto es, escribiendo.

La semilla plantada puede perecer por falta de agua, o porque las plantas contiguas crezcan y la ahoguen, o porque esté plantada en un lugar pedregoso y con falta de alimento, solo una entre diez semillas crece y da fruto y ese fruto será muy abundante.

¿Quiénes seguirán éste evangelio?, ¿ cuántos lo recordarán en un día lejano?.

De mis cuatro alumnos los cuatro iniciaron con interés y a veces con pasión esta nueva actividad creativa.

La ayuda desde fuera te puede animar, apoyar y hasta consolar, pero la energía de un escritor de raza viene desde dentro, desde su núcleo más profundo, desde el núcleo de ese reactor nuclear que jamás se apaga, algo como el reactor dañado de Chernóbil, para el cual se ha construido un catafalco de acero y de cemento muy grueso, para intentar detener su radiación letal que emite por los siglos de los siglos.

Llegar como dice San Pablo al final de tu vida peleando por un ideal y esperar recibir el laurel de la gloria tan merecida, es algo más que ponerse a escribir. Es semejante a ese viaje a Marte tan anhelado y apetecible por tantos científicos y políticos del mundo entero, pero también hoy por hoy tan peligroso como inasequible.

(*) Germán Ubillos Orsolich es Premio Nacional de Teatro, dramaturgo, ensayista, novelista y escritor.

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