Pérgolas bioclimáticas, la solución ideal para relajarse en la terraza

Aprovechar las bondades de un clima soleado durante buena parte del año no siempre es fácil en las ciudades del interior de España. Si bien la meseta suele aparecer con un clima seco y exento de las frecuentes precipitaciones del norte, también soporta en muchas ocasiones de un tiempo que impide disfrutar de la vida al aire libre. Esto se hace particularmente patente durante los meses de verano. Durante los meses de invierno no son raras las temperaturas inferiores a cero grados, propias del clima semiárido frío.

Particularmente, los datos climatológicos de Madrid pueden presentar mínimas de hasta siete grados negativos, con temperaturas medias en invierno de entre 6 y 7 grados. En contraste, durante el mes de agosto, que normalmente es el más cálido, se pueden alcanzar los 40º, con temperaturas medias de más de 20º durante el verano. No obstante, no es ningún secreto que el clima cálido de nuestro país, y el azul intenso del cielo madrileño son un afortunado aliciente para el turismo y una clave para entender la forma de vida de los ciudadanos capitalinos.

Cómo lidiar con un clima tan extremo siempre ha supuesto un quebradero de cabeza para aquéllas personas que disfrutan de una terraza o un jardín, algo especialmente relevante para el sector hostelero. La solución puede pasar por un aislamiento total del exterior, algo recomendable para los días más inclementes y la forma más eficiente para ahorrar en climatización. Pero no todos los cerramientos son igual de invasivos. Existen opciones muy socorridas que no rompen con el entorno con su opacidad. Por ejemplo, las cortinas de cristal aportan una extraordinaria protección contra el ambiente sin interrumpir las vistas. Han representado habitualmente la solución idónea en restaurantes ubicados en parajes idílicos o con vistas privilegiadas. Los restaurantes más modernos de la ciudad, que buscan ofrecer comida y experiencia, buscan en ocasiones azoteas con vistas impresionantes, o espacios abiertos que dan sensación de amplitud. Para no sufrir una merma en el uso del espacio recurren normalmente a este tipo de cerramientos.

Pero lo cierto es que es muy habitual que los clientes deseen estar realmente en un espacio abierto. También que un jardín sea realmente un exterior, un espacio del domicilio no anexo al interior de la casa. En ese caso debe plantearse la posibilidad de instalar techos o pérgolas. Los techos móviles suponen una solución intermedia para espacios abiertos o para cerrarlos totalmente con la posibilidad de ventilación al gusto. Pero de todos los cerramientos de exterior, las pérgolas bioclimáticas ofrecen las mejores prestaciones en cuanto a elegancia y funcionalidad.