1.- Contratos laborales estables y seguros.
2.- Salarios que permitan a todos los trabajadores y sus familias llegar a fin de mes sin agobios y con dignidad.
3.- Culturalmente no dar al pueblo basura, aunque éste la llegase a pedir con insistencia. En este caso ponerle a ayuno de pan y agua hasta que brame con insistencia. Llegado ese momento se le suministra buena comida y buena bebida. Esto es ofrecerle belleza, profundidad y verdad: Volverla a educar en los altos valores.
4.- Evitar por todos los medios que personas necesitadas mueran de frio envueltas en cartones, trapos y papeles en invierno, intentando dormir tiradas en las esquinas o en las puertas de los bancos.
5.- Que cada persona dedicada a la política comprenda y se mentalice que se trata de un “servicio a los demás” no a sí mismos, y que se pongan unas remuneraciones ajustadas a su estricta necesidad, dado que la sobreabundancia de este tipo de personas pueden llegar a arruinar a buena parte de los ciudadanos conduciendo al país entero a la precariedad, a la juventud a no encontrar salidas laborales, y a los más preparados, a los mejores, a tener que emigran a otros países del extranjero para poderse realizar como personas y como profesionales.
(*) Germán Ubillos Orsolich es Premio Nacional de Teatro, dramaturgo, ensayista, novelista y escritor.