Momento…

En los sueños se dé máscara la razón compartida por incompatibilidad adquirida, donde hace soñar y creer que es realidad, pero distorsionada. ¿Porque cuantas veces te han dicho te quiero y en un momento el amor se ha desvanecido? Y el momento que tarda la bala en llegar al destino elegido. Estos momentos debemos dejarlos en el olvido, si apuramos, dejarlos muertos por perjuicios y consecuencias no previstas.

Refería un señor de muchos años vividos, que solo fue un momento lo ocurrido, sin embargo, él lo cambiaría por otra imagen del espanto acontecido, tuvo tiempos muertos, al recuperar la conciencia sus ojos le traicionaron al ver ríos de sangre, cambiado por un descuido del momento atrevido.

El momento de tomar una decisión importante, obliga a ejecutarla sin pensar las secuelas, por tanto, el cerebro ha de interpretarlo, si no está conforme, reclamará otro momento donde te exigirá estar preparado y si es necesario reparar el daño ocasionado. La excitación causada lleva al grave enfado. En momentos de duda el cerebro responde, tú decides, a veces sin éxito.

El momento irónico al muerto despierta, no concibe lo que en España se protesta y con el dicho de expresión de libertad que situaciones burdas e irresponsables deja y muestra su queja (Vuelvo al estado anterior, dice el señor), Aquí ya nadie respeta en esta desarrapada era. Si el momento permaneciera muerto el cerebro lo celebraría, perder tanta miseria y el respeto que merece la vida bella y serena. Adiós señor, que hasta escribir esto siento pena, lastima y vergüenza ajena.

Con esta reflexión de solo un leve “tiempo muerto” El cerebro lo que nos ordena, capta y nos aconseja el comportamiento que debemos tener en nuestra conciencia, lo triste es que demasiadas personas rechazan la llamada del momento que enseña.

Cuando se pierde el sentido común por despiste o voluntario, se ha dejado pasar el momento cualificado para saber discernir del llamado “tiempo muerto”, en otras épocas seria pérdida de un gran acto, ahora se formula un dictamen con resultado, eso sí, incierto pero rápido. Cada día tenemos menos “Tiempos muertos”, porque ya nos llegan del recorrido deshidratados.

No podemos recurrir al cerebro, pues lo tenemos saturado y colapsado, estamos muy vivos, pero también muy agotados, ha decidido enrolarse en bucle para indicar su condición.

Tal vez como se dice en cabecera del presente escrito, con los tiempos “muertos hemos acabado”.

(Madrid, 21 Noviembre 2017)