Jacobus 2012, un Ribera del Duero excepcional

Julio del 2017. Presentación en Madrid de Jacobus 2012, el vino tinto alto de gama de Comenge Bodegas y Viñedos en Ribera del Duero. La familia Comenge, y Rafael Cuerda, enólogo y director técnico de Bodegas Comenge, comentan la motivación que les ha llevado a elaborar el vino más exclusivo de la Casa… que se comercializa a unos 135 €. Teníamos gran curiosidad, puesto que semanas antes habíamos probado otro vino de la misma bodega: Don Miguel. Un tinto estupendo, aunque de precio bastante más moderado. Jacobus 2012 es un vino diferente, y en mi opinión, una elaboración formidable. Por lo tanto, no seré yo quien cuestione los euros que cuesta adquirir el gran tinto de guarda de Comenge. La excelencia se paga… si se puede. Y su valor, y consiguiente precio, va unido a la singularidad, escasez y excelencia del consumible, puesto que este Jacobus 2012 es diferente, pero comparable con otras prestigiadas elaboraciones domesticas y foráneas de larga crianza. Así pues, que acompañados de una copa del tinto de la añada capicúa que les comento, sometemos al padre de la criatura a un amigable tercer grado: María Isabel Mijares, Concha Crespo, Bartolomé Sánchez, Jesús Flores, Joaquín Ruibérriz de Torres (ubicuo Presidente de la Academia de la Tapa de Madrid). Cristina Tierno, directora de la agencia de comunicación que nos convoca, y quien esto les cuenta, completamos el equipo inquisitorial. María Isabel Mijares inicia, y Rafael Cuerda se explica : “Comenge Bodegas y Viñedos, se ubica entre dos castillos medievales, el de Curiel de Duero y el de Peñafiel, y los valles del Cuco y el Horcajo; fue fundada en 1999, finalizando el pasado siglo, por la familia Comenge”. El enólogo, aporta detalles del cuidado y minuciosidad de las practicas viticultoras en las 16 hectáreas de viñedo de Comenge, donde el cultivo de la viña es exclusivamente ecológico certificado, con rendimientos moderados, y particularmente muy escasos en las parcelas de las que se obtiene el tinto de larga crianza. En todo el viñedo se mantiene a propósito una cubierta vegetal, endémica de la zona, que de este modo integra fauna y flora autóctona con el fin de proporcionar al viñedo un ecosistema equilibrado. Las cepas de los Jacobus se nutren de un terroir singular, en Curiel de Duero (y serán causa de las 6000 botellas de Jacobus que solamente estarán disponibles en añadas sobresalientes). Son unos pagos de viñedo ribereño del Pago de las Pinzas y Pago de los Ismas situados entre los 863 y 879 metros de altitud en laderas de suelo arcilloso-calcáreo y corros arenosos con orientación sureste. La vendimia se hace de amanecida, racimo a racimo, con una selección manual del fruto en cajas de reducido tamaño, y se completa en bodega desestimando en mesa racimos y granos deteriorados, que se enfrían antes de iniciarse la fermentación; que se inicia de forma natural, mediante un proceso patentado por Comenge. Rafael Cuerda aporta detalles de la elaboración del vino que estamos probando, el alto de gama de la Casa: “Jacobus 2012 es resultado del ensamblaje de uvas de tempranillo (90%) procedente del Pago de las Pinzas plantadas en 1985 y de merlot (10%) procedente de 600 cepas plantadas en el año 2000 en el Pago de los Ismas, que está rodeada de monte bajo poblado de encinas, robles y plantas aromáticas. La tempranillo se fermenta en depósito de hormigón con levadura autóctona seleccionada. Los 742 kilos de merlot que se obtuvieron en la añada 2012, hicieron la fermentaron tumultuosa en barrica de madera abierta. Posteriormente, la maloláctica, y crianza, se efectuaron por espacio de 30 meses en barrica francesa de 225 litros de grano extrafino, permaneciendo, durante ese tiempo, sobre las lías de la misma levadura empleada en la fermentación alcohólica. El carácter protector de las lías, ha permitido al Jacobus realizar su crianza durante dos años y medio sin adición de sulfuroso. Una vez completada la crianza, y el posterior coupage del tempranillo y merlot, el vino resultante se clarificó con clara de huevo antes del embotellado, rematando su crianza con un prolongado tiempo de permanencia en botellero, para su adecuada maduración y afinamiento antes de salir al mercado”. Resumo mis impresiones de mi primer, y posterior encuentro con Jacobus 2012: Es un tintazo. Bien cubierto, con aromas a fruta negra madura, a cuero nuevo, especias, y excelente carga frutal, – sorprendente -, tras su larga crianza en roble francés. El acertado ensamblaje de tempranillo y merlot realza su elegante corpulencia, su persistente posgusto, y una equilibrada estructura que le permitirá mejorar, aun más, con los años.

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(**) FEPET es la Federación Española de Periodistas y Escritores de Turismo y Gastronomía