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En Mejorada del Campo

La Catedral de Justo: “Un pasaporte a la Eternidad…”
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La Catedral de Justo: “Un pasaporte a la Eternidad…”

Lo primero que impresiona al visitante que llega a Mejorada del Campo –un pueblo de la Comunidad de Madrid sin mayores atractivos- es la imponente presencia de un mastodóntico edificio que todo el pueblo conoce como “La Catedral de Justo”.

Por Juan Ignacio Vera (*)
martes 05 de septiembre de 2017, 02:00h

Texto: Juan Ignacio Vera – Fotos: Alexandra Alvarado – Miembros de FEPET (*)

05SEP17 – MADRID.- Justo Gallego Martínez originario del mismo pueblo y nacido en 1925, tiene una presencia y aspecto poco comunes. Delgado hasta la exageración (posiblemente a causa de su alimentación vegetariana) con un rostro anguloso y un perfil numismático, tiene todo el aspecto de un fraile y esto, también debe ser consecuencia de su arraigada convicción religiosa y un “sello” de anhelos de su vida pasada que no llegó a concretar.

Le vimos este domingo 03SEP en “su catedral” que es también y desde hace poco tiempo, su hogar permanente ya que prefirió mudarse desde la casa de unos familiares en el mismo pueblo, para estar todo el tiempo en contacto con la “obra de su vida” y con seguridad –nos dice un vecino- para estar más cerca de Cristo “cuando le llegue la hora” porque con 92 años –sigue diciendo el vecino- puede que le quede poco tiempo y la pena es que con seguridad, no verá su obra terminada.

Justo, a diferencia de su atuendo habitual (un mono de trabajo de color azul), vestía este domingo pasado una bata de casa de color azul, pantuflas y un gorrito de lana gris que recordaba el solideo que usan los cardenales. Habitualmente lleva una bufanda de color rojo, puesta en su cuello y cayendo a ambos lado encima del pecho, que contribuye a acentuar su aspecto sacerdotal y es que Justo Gallego, ingresó con 27 años a un monasterio cisterciense de la provincia de Soria permaneciendo allí durante 8 años (sin alcanzar a ordenarse sacerdote) y fue expulsado de ese convento cuando contrajo tuberculosis y los responsables de aquel lugar temiendo que fuera el foco de contagio al resto de los monjes, decidieron echarlo fuera situación que –por decirlo de alguna manera-, no habla muy bien que digamos de la “caridad cristiana” o del sacrificio y entrega de una orden religiosa sino más bien todo lo contrario.

La catedral, una imponente construcción a medio terminar ocupa una superficie de casi 4.000 metros cuadrados incluyendo el área adyacente a la construcción, tiene sus puertas abiertas de par en par para recibir a los visitantes que a diario llegan para conocer esta obra que es prácticamente conocida en todo el mundo como dan fe los centenares de artículos y vídeos que es posible encontrar tanto en Google como en Youtube.

Hace algunos años un spot comercial rodado en el recinto para la promoción de una bebida de fantasía dio a conocer mundialmente este proyecto de construcción al punto que el mismísimo New York Times le ha dedicado más de un par de artículos. e incluso el MoMA de Nueva York incluyó este proyecto en una de sus exposiciones. De hecho, la Catedral de Justo es tenida en cuenta en el mundo académico del arte como una peculiar muestra de art brut, un término que se usa para describir el arte creado fuera de los límites de la cultura oficial.

A la entrada, una sólida “caja de hierro” de grandes dimensiones y fuertemente anclada al piso con barras de hierro soldadas entre si anima los visitantes a depositar un donativo para la continuación de las obras. Un libro de firmas recoge igualmente las opiniones de los visitantes y un poco más allá un cartel de gruesas letras solicita “NO HABLAR CON JUSTO (ya que no puede hacerlo) y sugiere en cambio “hablar con Ängel” quien es el “ayudante” de Justo desde hace 20 años. Seguidamente el mismo cartel señala la prohibición de “hacer fotos a Justo” aunque sin indicar los motivos por lo que pensamos que podría deberse tanto a la avanzada edad de Justo (92 años el próximo 20 de septiembre) o bien la posibilidad de “negociar” un canon por las imágenes.

De que Justo quizás no pueda hablar por su edad y una sordera incipiente, es completamente razonable pero que todavía el hombre tiene energía para gritar quedó de manifiesto cuando una chica visitante entró al recinto con una minifalda que causó el inmediato enfado de Justo quien, levantándose de su mecedora (donde pasas las horas leyendo la Biblia) con una energía impropia para un hombre de su edad, conminó de viva voz a la mujer a cubrir “sus vergüenzas” al grito de: “¡Esta es la casa de Dios y no un Feria!” Los acompañantes de Justo (su ayudante Ángel entre ellos) calmaron al furibundo anciano y entregando un “foulard” a la visitante, le pidieron se lo anudara alrededor de la cintura de manera que le cubriera las piernas por debajo de las rodillas.

Después de este “incidente” Justo se movió con agilidad y entró y salió varias veces de un cuatro contiguo a la sacristía dónde por lo visto, tiene su habitación y lugar de residencia.

Un poco de historia…

Expulsado Justo Gallego de aquel convento por sus poco solidarios y temerosos cofrades debió ingresar en un hospital de Madrid dónde después de algún tiempo consiguió curarse de su enfermedad lo que motivó su deseo de corresponder a la gracia de su sanación y comenzó a elaborar la idea de construir... ¡una catedral! para honrar a la Virgen del Pilar.

Una empresa que habría echado para atrás al más cabal y decidido de los hombres no arredró sin embargo a Justo que después de madurar la idea comenzó en el año 1961 con ese proyecto que le valió ser considerado como un “loco extravagante” por quienes le conocían. Sin embargo, Justo Gallego se ha mantenido (y mantiene) inamovible ante las críticas hacia su proyecto y a su propia personalidad, aunque algunas veces lo hayan ridiculizado como un exmonje iluminado. Tampoco se inmuta ante el hecho que en un país de aplastante mayoría católica la burocracia de la Iglesia siempre haya permanecido indiferente a su proyecto.

Dueños él y su familia de extensas tierras en Mejorada del Campo, ha conseguido con la venta sucesiva de parcelas de terreno sufragar desde el comienzo, el progresivo avance de las obras. Sin conocimientos de arquitectura ni albañilería, pero con la entrega y la paciencia de un santo Justo emprendió hace 56 años esta insólita obra que bien mirada no tiene parangón en España y quizás en ningún otro lugar del mundo.

La Catedral de Justo es una muestra única de lo que podría llamarse arquitectura informal y artesanal, en el caso que existiera esta calificación dentro de los ámbitos de esta disciplina aunque dudamos que ello fuera posible porque no existe precedente que alguien acometiera una empresa similar.

Este edificio ha estado siendo construido de manera totalmente autodidacta por un sólo hombre, Justo Gallego, que el próximo 20 de septiembre cumplirá 92 años si bien hace ya algún tiempo que no acomete personalmente algún trabajo limitándose a supervisar los trabajos que ocasionalmente algunos de sus vecinos o voluntarios se ofrecen para ir avanzando en las obras aunque la verdad, haría falta un número muy grande de profesionales del ramo para darle un envión a la obra y que se notase un adelanto.

Los materiales que usa Justo son principalmente reciclados bien provenientes de otras obras, sobrantes de construcciones que le son donados o bien que el mismo y durante años, recogió en una fábrica de ladrillos de la localidad que desechaba las unidades con ciertos defectos o no totalmente calibrados.

En el interior del edificio hay montones de sacos de arena, cemento, hierro, madera, piedra, cristales, material eléctrico, losetas y bidones que esperan su turno para integrarse a la mole de concreto sin enlucir que todavía se ve en gran parte de la construcción que tiene la obra gruesa básica, bastante avanzada.

Justo afirma que no existen planos ni proyecto oficial. “Todo está en mi cabeza. No soy arquitecto, ni albañil, ni tengo ninguna formación relacionada con la construcción. Mi educación más básica quedó interrumpida al estallar la Guerra Civil. Inspirándome en distintos libros sobre catedrales, castillos y edificios significativos fui alumbrando el mío propio".

En la práctica, una duda asalta al visitante: no hay ninguna medida de seguridad. Nada garantiza que el edificio o parte del mismo no se vaya a derrumbar de un momento a otro; y nada impide al visitante despistado caerse desde una altura considerable si no anda con cuidado por las escalinatas a medio construir. Como reza un cartel bien grande, aquí cada uno es responsable de su destino:

Y lo cierto es que, técnicamente, así es. Aún falta mucho por hacer para terminarlo del todo y las peculiares características de esta construcción, sin licencia de obra, sin proyecto visado por el Colegio de Arquitectos, y sin ningún apoyo municipal ni institucional, hacen que su continuidad y su destino sean inciertos.

El Obispado de Alcalá de Henares ha señalado en alguna oportunidad y ante algunas consultas periodísticas que el “asunto” de la catedral de Justo "estaba en fase de estudio, y que se quería crear una fundación con el fin de conservar el edificio. La diócesis estaría en el patronato de la organización, pero no podían decir si en el futuro el templo sería destinado al culto público".

El Ayuntamiento de Mejorada del Campo ni siquiera ha colocado en las calles carteles para indicar la ubicación de esta tremenda edificación y prefiere hacer como si no estuviera allí. Aplicando la ley, probablemente deberían demolerlo por estrictas razones de seguridad; pero el carisma y el arraigo popular del edificio generaría demasiada controversia...y políticamente no resultaría rentable a nivel electoral. Por todo ello, el futuro de esta edificación es aún bastante incierto.

Es posible que Justo ya esté preparado para su final pero algunos de sus vecinos temen por lo que podría ocurrir (y de seguro ocurrirá) cuando él ya no esté para seguir adelante con su obra.

Justo Gallego es sin duda un hombre especial, un ejemplar poco común de esos que aparecen muy espaciadamente a los largo de los siglos y con seguridad con el correr de los tiempos, los años venideros le darán el lugar que le corresponde en la historia de su pueblo, de la Comunidad de Madrid y por que no decirlo, de España. Seguramente no comprendido del todo por sus contemporáneos, emprendió –sabiéndolo siempre- una aventura que le ha granjeado satisfacciones pero también disgustos e incomprensiones. Al decir de vecinos del pueblo, ha preparado ya su tumba en la cripta de su catedral ya que quiere asegurarse que morirá en el lugar que convirtió en el apostolado de su vida y es su deseo permanecer aquí por el resto de los tiempos. Ojalá lo consiga.

(*) FEPET es la Federación Española de Periodistas y Escritores de Turismo y Gastronomía

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