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Opinión: “Mi Pequeño Manhattan…”

Roger Moore – Los héroes nunca mueren

Por Germán Ubillos Orsolich (*)

miércoles 24 de mayo de 2017, 02:24h
Roger Moore – Los héroes nunca mueren

24MAY17 – MADRID.- O por lo menos nunca en la conciencia de los espectadores, en la memoria de los que les vimos actuar. Una de esas estrellas que quedarán allá, en el firmamento del recuerdo, es Roger Moore. Nacido en Londres hace 89 años.

En Broadway fue contratado por Metro-Goldwin- Mayer y le pudimos ver en “Misión en la jungla” y ya con Elizabeth Taylor en “La última vez que vi París”.

Pero después de hacer para televisión la serie “El Santo”, emitida a 80 países, fue Roger Moore quien más veces interpretó el papel del “señor Bond”. Ian Fleming estaría muy satisfecho, pues los ojos azules del actor londinense daban un cierto calor emocional a la dureza del personaje tan famoso.

En 1973 sustituyó a Sean Connery en “Vive y deja vivir”, a la que seguirían “El hombre de las pistolas de oro”, “La espía que me amó”; “Moonraker” o “Solo para tus ojos”.

Trabajó con directores como Lewis Gilbert y acompañado de bandas sonoras inolvidables como las de Marvin Hamlisch, y en compañía de Bárbara Bach o de Curd Jürgens. Ya en 1979 en “Moonraker”, por poner solo un ejemplo. Rodadas respectivamente la primera en Egipto e Italia y en aguas submarinas de las islas Bahamas; y la segunda en Francia, Brasil, Guatemala y Estados Unidos.

Eran los años setenta y el cine americano, el cine por excelencia, abría ante nuestros ojos los paisajes más inefables, las melodías más inspiradas, las mujeres más hermosas, y los argumentos más trepidantes y espectaculares; todo ello al servicio de trasladar a los espectadores a un mundo fantástico lleno de peligros, de emoción y de riesgo apara no pestañear del principio hasta el fin.

Fue uno de los momentos en que el séptimo arte llegó a su plenitud de la mano de compositores, actores, guionistas, músicos, técnicas de filmación y argumentistas poseedores de “best- sellers”, que nos arrastraron a lugares, paisajes y hechos que hacían soñar despiertos. Objetivo principal del llamado séptimo arte.

Digo lo de siempre, las personas desaparecen como desaparecen los personajes en un escenario teatral, pero el recuerdo perdura y perdurará aún más, si ante las cámaras actúan como lo hacía Roger Moore, sencillo, implacable y al mismo tiempo encantador.

(*) Germán Ubillos Orsolich es Premio Nacional de Teatro, dramaturgo, ensayista, novelista y escritor.

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