Querida Margarita

Ese humor jovial y positivo que te caracteriza y que tanto me tonificaba, yo tan pesimista y tan tendente al drama.

Eras, eres muy independiente y hablando de los veraneos y de esos desmadres en una ocasión, un poco hartos de las familias y las obligaciones, se nos pasó por la cabeza una idea genial que nos satisfacía a ambos: Irnos a San Sebastián. Sí, con séquito o sin él. Al Orly o a algún hotel cercano a la playa de La Concha. Sé que a los dos nos gusta la belleza, el confort, dentro de esa independencia. Fue una idea en común que no llegamos a realizar pero que nos dio la certidumbre de que ambos necesitábamos huir de la monotonía de Madrid hacia otros horizontes lejanos. Esa vivencia ha sido común en los dos.

Quizá lo que añorábamos ambos es ese lugar al que has viajado.

La verdad es que no imaginaba que lo hicieras tan rápido, me llamaste el otro día por teléfono. No sé qué ha ocurrido en esa misa del otro día en tu querida parroquia del Corazón de María; la gente, el gentío que la abarrotaba estaba transida, el oficiante casi lloraba, señalaba el lugar donde tú te sentabas. ¡Fíjate!. Carolo sentado a mi derecha estaba meditabundo y pensativo; un viento entre suave y huracanado, un viento invisible nos iba atravesando a todos; todos sentíamos que por cada uno de nosotros habías hecho cosas que nadie había hecho jamás. Mira; faltó poco para que todos gritasen “! Santa Súbita!”, como en la Plaza de San Pedro de Roma aquella noche en que Juan Pablo II acababa de partir.

Bueno, para qué decirte más tonterías, solo quiero comentarte que estoy hecho polvo, que estamos hechos polvo todos, y que eso no se hace. Aquí ya no queda nadie o casi nadie de valor. Capaz de hablar con esa ternura por teléfono, con esa lucidez, con esa precisión. Capaz de decirme en el mismo teatro, tras ver “Evelinne y John”: “Como la propia vida”.

Esperaba cualquier cosa de ti, cualquier reacción con cierta ansiedad, pero nunca imaginé respuesta semejante.

Porque Margarita; es que eres y serás siempre genial.

Un abrazo. Germán

(*) Germán Ubillos Orsolich es Premio Nacional de Teatro, dramaturgo, ensayista, novelista y escritor.