Si no me intervenían no ocurría nada, si lo hacían corría un riesgo, dicen que pequeño, pero no mensurable.
Al amanecer he preguntado aquellos a quienes mucho me han querido y mucho sigo queriendo, qué debía hacer, pero no ha habido respuesta, solo silencio.
Es por eso que he dejado a esas buenas personas con el cuchillo en una la mano y el respirador en la otra.
Sé que un número muy elevado de los que dicen quererme, están cerca de mí por algún interés. Como también sé que todo ser humano alguna vez en la vida han querido, incluyendo a Nerón y a Hitler.
Sé que no hay nada más hermoso que vivir. Lo único que tenemos.
No sé más.
(*) Germán Ubillos Orsolich es Premio Nacional de Teatro, dramaturgo, ensayista, novelista y escritor.