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Opinión: “Mi Pequeño Manhattan…”

Donald Trump y Francisco Franco

Por Germán Ubillos Orsolich (*)

domingo 22 de enero de 2017, 04:27h
Donald Trump y Francisco Franco

22ENE17 – MADRID.- Observarán los lectores y quizá más aún los editores que últimamente escribo poco sobre política. Esto se debe a que a la altura de mis años llega a producir una especie de hastío o empacho que llega a provocar el vómito, y es sobre todo por la repetición de los ciclos.

Cuando se es joven esto no se ve, pero camino de los 74 años se ve con toda claridad. Los ciclos de Arnold Toynbee. La repetición cíclica y fatal en España y en el mundo entero. Las crisis económicas después de las bonanzas. Los dictadores después de las libertades y las democracias después de las dictaduras.

No obstante para que vean los lectores y los editores que no hago ascos a mi obligación de reflexionar sobre todas las cosas aunque algunas me den cien patadas, hablaré de Donald Trump y del General Franco y de su enorme parecido. La verdad es que físicamente no se parecen demasiado, uno con un tupé rubio teñido y el otro calvo. Uno con voz potente y el otro con voz débil y aflautada…Pero los dos con idénticas ideas. Son los salvadores de la patria, para ello lo primero que hacen es aislarlas de las demás naciones, del concierto universal, después eso de “España para los españoles” y “América para los americanos”. Y eso de la “reserva espiritual de Europa” y el otro apelando a Dios y rodeando de los representantes de los tres movimientos religiosos más importantes. Uno odiaba los partidos políticos, y el otro, el americano me refiero, un tanto de lo mismo, ya que el salvador de la Patria es él, él es el caudillo, el redentor de las multitudes desfavorecidas. También su parecido con Evita Duarte y con Perón.

Aislamiento, proteccionismo, comer su propio pescado y su propia carne, la leche de sus vacas, pensar que son autosuficientes y concentrarse en elevar el nivel de vida tan deteriorado de las clases medias. Franco creó la clase media, tan extensa y magnífica, y después la han estado destruyendo metódicamente y maltratando a los grandes profesionales como los médicos, por ejemplo, etc.

Por supuesto que el impacto es brutal, hay una inmensa cantidad de personas que se sienten horrorizadas, los intelectuales, las izquierdas, feministas o los negros o los homosexuales. Imaginen que ahora de repente volviera el General Franco y su Régimen, después de tantos años de intentar superarlo y olvidarlo. Volver al pasado, volver a la prehistoria. Pero lo que si trajo la dictadura con su proteccionismo exacerbado fue la bonanza interior económica y la subida de su nivel económico, la desaparición de los parados y vagabundos, el orden interior espartano, podías salir por la Gran Vía y pasear tranquilamente con tu mujer a las cuatro de la madrugada sin temer que te robaran el reloj o que te cortaran el cuello. Al principio no, pero a partir de un determinado momento con Laureano López Rodó y Gregorio López Bravo, esa llegada del Opus y los planes económicos se llegó a ser la octava potencia industrial del mundo.

Desde luego que una democracia sale inmensamente más cara que una dictadura – no es frase mía -, y eso lo podemos constatar hasta los más cerriles. Cientos, miles de políticos y politicastros rodeados de asesores con sueldos astronómicos dejando las migajas del dinero a un pueblo bastante dolorido. Con los chicos que se tienen que ir al extranjero a encontrar trabajo, con los sueldos que son la mitad de hace cosa de diez años, ¿qué ocurriría si los miles de políticos de las distintas administraciones volcaran sus sueldos millonarios en una especie de estanque o piscina y solo quedara un Donald Trump que cenara una tortillita por la noche y una sola esposa que pasara por la joyerías con su vicio de ir cogiendo los collares de perlas, o cuatro ministros terratenientes de sus fincas privadas como Girón de Velasco…Si se compara con los chorizos y defraudadores de la democracia, con la corrupción llevada a cabo en forma masiva, hasta la misma familia Real?.

Bueno, me he recorrido treinta y dos países de la tierra, y los países el Este Europeo palmo a palmo cuando aún formaban parte de la extinta Unión Soviética, las dictadoras comunistas y la dictadura de Franco o del mariscal Tito o de Oliveira Salazar. Por supuesto que ni Cataluña abriría el pico, ni el País Vaco tosería.

Bien, pues esto es lo que parece ofrecer el rubicundo Donald Trump, con la única diferencia de que es un magnate millonario y que el General Franco no tenía un duro. La verdad no sé qué es peor, si que llegue a la Jefatura del Estado un pobre hombre o un magnate de las finanzas. En teoría sería más nocivo el pobre ya que se tenía que enriquecer a toda velocidad, cosa que el rico ya no lo necesita pues llega al poder forrado.

Pero en fin, la sensación que produce Donald Trump es inquietante y preocupante, por eso el ex presidente Obama dijo que “Estaba en peligro la democracia”. Por supuesto que si volviera Franco, si regresara del Valle de los Caídos con el estruendo de una montaña que se partiera en dos sería una hecatombe. A Donald Trump no se lo van a permitir unas instituciones acrisoladas durante mucho tiempo, pero si de él dependiera dejaría chico al General Franco.

Y esto es queridos lectores, estimados editores, lo que me produce hastío, y puestos a darles un consejo que ya sé lo que me van a contestar, pues la frase tiene su respuesta, se lo voy a decir: “Nunca sean viejos”.



(*) Germán Ubillos Orsolich es Premio Nacional de Teatro, dramaturgo, ensayista, novelista y escritor.

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