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Foto: Isabelle Hirschi
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La Crítica de Arte como arma blanca

Por Julia Sáez-Angulo (*)

miércoles 03 de agosto de 2016, 23:56h

04AGO16.-La crítica de arte es un género periodístico, dentro de la critica en general de las distintas artes, como el teatro, el cine, la música o la danza. En este artículo me voy a referir a la crítica de artes plásticas o visuales, entre las que están incluidas la pintura, escultura, arquitectura, dibujo, collages, instalaciones, video-arte y otras. Las artes se relacionan entre sí porque parten todas ellas de un mismo tronco. De hecho, la obra artística participa cada vez más de un carácter interdisciplinar y suma por tanto varias artes en numerosos casos del denominado arte contemporáneo.

Al clarificar un poco las fronteras, siempre difusas, de los géneros y las artes, a efectos de parcializar la explicación, cabe añadir que la crítica de arte puede ser igualmente un género literario, por su mayor amplitud informativa y analítica, entrando a formar parte del ensayo. Los críticos de arte la suelen llamar crítica universitaria, para distinguirla de la crítica de divulgación periodística, que es más breve en información y análisis.

Todos los medios informativos que se precien de generalistas incluyen en sus páginas o programas la crítica de arte, como un espacio necesario para informar a sus lectores, oyentes o espectadores del mundo creativo de las artes plásticas a través de las exposiciones en galerías, museos o fundaciones, así como en las subastas. El circuito de las artes plásticas mueve un comercio muy suculento, que se traduce con frecuencia en noticia de primera página, cuando una obra de arte ha adquirido un precio record en el mercado. En este caso, la noticia es mera información y no crítica de arte, que es el tema que nos ocupa, aunque en algunos casos puede estar relacionada por la fama y/o celebridad del autor, o la excelencia de su trabajo plástico.

La crítica universitaria o ensayística requiere una mayor profundidad y relación de la obra artística, por lo que exige mayor numero de citas de autores, que habrán de ponerse a pie de página o final del catálogo o libro, con la consiguiente y homologada forma de hacer las citas bibliográficas.

Dos cualidades

Dos cualidades clave ha de tener el crítico de arte: el conocimiento de la Historia del Arte y la capacidad de redacción literaria que exige por su necesario léxico correspondiente, como sucede en otras parcelas del arte o el conocimiento en general como la tauromaquia o la música por seguir con paralelos. Toda disciplina tiene su vocabulario, jerga o semántica… es inherente a ella.

Igualmente el crítico de arte ha de conocer los materiales artísticos –soportes y pigmentos- y su forma de aplicación en soportes como son lienzo, lino, cartón, papel, barro, piedra, mármol, bronce y otros, amén del grafito, la acuarela, el pastel, la cera, el óleo, el pigmento acrílico… Añadamos los distintos tipos de estampación del grabado: aguafuerte, litografía, xilografía, aguatinta, tinta seca… Todo esto puede parecer una obviedad, pero no lo es tanto en la praxis. Se precisa una documentación clara para mejor informar a los espectadores y coleccionistas de lo que se ofrece en la crítica.

En suma, el crítico de arte necesita conocimiento y criterio para discernir el arte al que se enfrenta.

Con frecuencia son los masters universitarios de posgrado o los pequeños cursos especializados impartidos por museos, academias, fundaciones o asociaciones, como la Asociación Española de Críticos de Arte, AECA/Spain, los que preparan o ayudan al profesional crítico de arte para mejor conocer ciertas especialidades, así como el mismo ejercicio de la función crítica, cuando el crítico tiene la humildad necesaria para preguntar y aprender tanto del artista como del galerista.

Los críticos de arte hemos visto tradicionalmente dos orientaciones del género crítico: la de los historiadores y la de los poetas; los primeros relacionan e insertan la obra de arte de la que van a informar en un movimiento o estilo referencial, mientras que los poetas se enfrentan de modo más emocional , directo y literario ante la obra de arte. Lo ideal será conjugar ambos tipos de conocimiento y escritura, para logra un buen análisis de la obra.

“A diferencia de la crítica francesa y americana, basadas más en formulaciones teóricas, esta crítica británica se ha caracterizado por cultivar un estilo personal de relacionarse con la práctica artística completa centrándose en el encuentro íntimo entre el crítico y el artista y el subsiguiente desarrollo del diálogo entre ambos”, escribió el profesor Francisco Calvo Serraller, a propósito de la relación entre el pintor Francis Bacon y el crítico independiente David Sylvester, que no procedía del mundo académico y que “era abanderado de ningún método, ni estuvo subordinado a ningún movimiento o moda”, pero fue respetado y para estudiar a Bacon hay que contar con él.

Esta relación entre artista y crítico también se ha dado entre Ruskin y Turner, Pater y los esteticistas, Wilde y Whistler, Fry y Cézanne o Read y Henry Moore.

Historia del Arte, Escritura y Ojo crítico

Hay que conocer la obra de arte que arranca desde las cuevas de Altamira o de Lascaux, de las pintaderas guanches, primitivos indios o australianos, en suma desde el origen de la plasticidad humana hasta el arte contemporáneo de nuestros días, que ha pasado entre otros por movimientos o estilos como el griego, romano, románico, gótico, barroco, neoclásico, romántico, impresionismo, expresionismo, moderno… por citar los más conocidos en occidente como referencias históricas. ¿Dónde termina el arte moderno y empieza el contemporáneo? La opinión y debate sigue abierto, pero hay cierta convención general de que el arte moderno, el de las vanguardias históricas de los años 20 termina con las vanguardias radicales de los años 60, cuando comienzan a desfilar el arte pop, land-art, abstracción geométrica, monocromos, performance, instalaciones…

Para ciertos estudiosos, el artista Willem De Kooning (Holanda, 1904–Estados Unidos de América, 1997) crea la frontera definitiva del arte moderno con el arte contemporáneo. A partir de él, se cierra un ciclo y se abre otro, el de la contemporaneidad. La meca y el cetro del arte, que estuvieron en París durante el XIX y primera mitad del XX, pasó a Nueva York, donde el comercio estaba boyante y el gran formato de los expresionistas abstractos americanos se imponía a partir de la segunda guerra mundial.

¿Hasta cuando le seguiremos llamando arte contemporáneo al nacido a partir de la citada década y buscaremos otro término que nos ayude a clasificar ese pasado inmediato? No olvidemos que el arte es un cordón umbilical que viene desde Altamira a nuestros días sin solución de continuidad. Como bien señalara el arquitecto suizo Alberto Sartoris (1901-1998), que dio numerosas conferencias sobre arte en la España de los 60: “En el arte, a diferencia de la ciencia, no hay evolución sino metamorfosis”. Nadie puede decir que Goya es superior a Velázquez o viceversa; uno y otro han transmutado la materia en cima de la creación artística. En cualquier momento un crítico de arte tendrá el acierto, como lo tuvo el que calificó de impresionismo a la pintura plenairista del XIX (comentario despectivo de Louis Leroy ante el cuadro Impresión, sol naciente de Claude Monet) o expresionismo a la deformación de la figura en el arte.

La mayor parte de las veces, la crítica de arte se reserva para una vez a la semana en suplementos específicos o programas especiales. A diferencia de la década de los 60 y 70, la crítica de arte general se ha reducido mucho en los periódicos, en lo que a galerías privadas de refiere y en su mayoría se dedica a la información de las grandes exposiciones en instituciones públicas como museos y fundaciones, dejando de lado lo que se ofrece como primicia informativa en las galerías. Se ve en ello una relación paralela a la publicidad que reciben esos mismos suplementos culturales. Se echa de menos la crítica de arte del menudeo –llamémoslo así- que en las citadas décadas se hacia en periódicos madrileños como ABC, Ya o Informaciones, en los que críticos como Antonio María Campoy, Ramón Faraldo o José de Castro Arines llevaban a cabo en un recorrido puntual de galerías de arte que alimentaba cierto coleccionismo. Algo similar cabe decir de otros periódicos como La Vanguardia en Barcelona.

Castro Arines se llamó a sí mismo “contador artístico” en el periódico Informaciones, un profesional que en los años 50 supo llamar la atención primera sobre la importancia del escultor Eduardo Chillida en una de las exposiciones que tuvieron lugar en la capital de España. A eso se le llama sensibilidad y ojo crítico para saber ver y mirar la obra artística que nace de un buen creador, una suerte o un don del buen crítico, como la tiene el médico cuando se dice de él que tiene “ojo clínico”.

Hay críticos de arte que sólo hablan o escriben de artistas reconocidos o consagrados, que no tocan el campo de los artistas emergentes, bien por deseo de contagio de la fama o celebridad de quienes escriben o por miedo a no acertar en el diagnóstico ante un artista nuevo. El riesgo en la crítica de arte es importante, fundamental. Al igual que decía el pintor Manuel Ortega y Pérez de Monforte: “Hay que arriesgarse en cada cuadro, así unas veces se acierta y otras se falla. Lo que no se puede es ir al lienzo con una fórmula sabida, porque entonces el artista “fabricará” cuadros cada día más perfectos, pero cada vez más muertos. La creatividad es un riesgo”.

Ciertamente las artes visuales tienen más dificultad de emisión en la radio, pero hay ejemplos verdaderamente sabios de un programa de información y crítica de arte como la llevada a cabo con La Voz del Experto, en Intereconomía, por el despacho de Peritos en Arte S.L. o el de Josep Carles García y Maríla titulado Con otra Mirada, lo cual indica que hay espacio y mercado para la crítica de arte en radio

Es lamentable que la televisión no dedique mayores espacios a la información y crítica de arte, ya que es el medio idóneo para hacerlo. Al igual que sucede con la critica literaria de libros, los escasos programas que a ello se dedican son en franja de horarios tardíos, en los que el número de espectadores, por fuerza de la vida laboral, son más escasos.

La Edad de Oro, programa emitido en TVE entre 1983 y 1985 por Paloma Chamorro fue de lo mejor que se ha hecho sobre información y crítica de arte en la televisión en España. Coincidía con el movimiento denominado la movida madrileña y supresentadora conectaba muy bien con aquel sabor de la época entre culto y frívolo al mismo tiempo.

El impacto de lo Nuevo presentado por el crítico de arte australiano/norteamericano Robert Hughes (1938-2012), ha sido en mi opinión uno de los programas documentales televisivos mejor hechos, porque informaba y analizaba cronológicamente en cada uno de sus trece capítulos, un aspecto del arte moderno y contemporáneo, materia siempre más difícil de comprender que el arte clásico para los espectadores, siempre rezagados ante lo nuevo. El Impacto de la Nuevo puede verse hoy generosamente en la Web. TVE lo emitió para gozo de espectadores interesados en el campo artístico.

Las revistas especializadas en arte en España son hoy muy pocas, buena parte de ellas desaparecieron con la crisis económica de 2008 aproximadamente. El Punto de las Artes, dirigido por el periodista José Pérez Guerra fue todo un lujo de edición semanal durante años en papel de periódico, pero desapareció con la malhadada crisis y pasó a formato digital, al igual que Galería de Arte/Anticuaria. Hoy contamos con Tendencias en las Artes, Descubrir el Arte, Lápiz o ARS Magazine, entre las más destacadas.

La critica de arte está hoy muy asumida por los informativos especialidades digitales, sean revistas o blogs. Son el presente continuo y el futuro. La Web nos permite consultar con comodidad en todo momento una información o crítica de arte por su permanencia en ese soporte tan delicuescente y fugaz en apariencia. Los ejemplos están ahí: Artes Hoy, Logopress, Hoy es Arte, Exit… La misma AECA/Spain tiene su propio boletín de noticias sobre arte y artistas, así como la Asociación Madrileña de Críticos de Arte, AMCA.

Galeristas y Comisarios

También se sostiene hoy en día, con cierto criterio, que los primeros críticos de arte son los galeristas y los comisarios de exposiciones –la palabra curador en vez de comisario de arte va imponiéndose con acierto en Hispanoamérica-, ya que son los primeros son los que eligen la obra de los artistas en los talleres o estudios, para ofrecerla al mercado, mientras que los segundos, los comisarios, serían los que, con las obras de arte de otros establecen un discurso analítico o explicativo estructurado en una exposición. De hecho, el trabajo de numerosos críticos de arte en los medios informativos se alterna con el de organizar y firmar exposiciones. Una muestra pública de arte bien argumentada, con materiales ajenos de los creadores plásticos, puede ser en sí también una obra artístico/crítica bien hecha por presentada.

El peligro de la crítica de arte junto a la tarea de comisario de exposiciones, es la cercanía o el nepotismo, que se puede establecer entre el crítico y las instituciones principalmente, también con las galerías. Robert Hugues lo sabía y advertía. Él, que fue crítico de arte de la revista Time, no comisarió una sola exposición durante ese tiempo, para mejor salvaguardar la crítica de arte.

Esto pudo hacerlo porque su trabajo estaba lo suficientemente bien pagado como para tener esa independencia. Desgraciadamente en España y otros países, la crítica de arte, en su mayoría hecha por colaboradores más que por profesionales de plantilla, resulta más difícil de establecer las necesarias y convenientes incompatibilidades entre crítico y comisario.

Catálogos y libros

La escritura sobre de arte en catálogos y libros es otra salida habitual de trabajo para los informadores y críticos de arte. Un campo de encargo por editorial, galería o artista, en el que igualmente se puede manifestar el conocimiento y análisis sobre el arte del pasado o de nuestros días. De hecho es el único trabajo que se puede cobrar directamente del artista, cuando el encargo viene de aquel, bien sea para una presentación en catálogo o estudio de su obra en un libro. El crítico de arte jamás podrá cobrar éticamente su crítica al artista, puesto que ha de ser pagado por la editorial, periódico o revista en que colabora, pero nunca por el aludido. Hacerlo supone la expulsión del crítico de la asociación de críticos de arte o periodista a la que pertenezca, puesto que no procede esta relación de intereses recíprocos. La libertad del crítico ha de ser total para que sea adecuada y honesta.

Afirmaciones de críticos de arte

Han sido notorios los escritores célebres o importantes que han hecho crítica de arte y sus libros o escritos bien merecen una atención de los interesados, desde el citado Robert Hugues a Octavio Paz, pasando por Gaya Nuño, Camón Aznar, Alfonso Reyes, José Juan Tablada, Javier Villaurrutia, Jorge Cuesta, Enrique de Azcoaga… por hablar sólo del pasado reciente. En la actualidad hay críticos de arte en español, de buena escritura periodística y literaria, si bien como se ha señalado, en los grandes temas o exposiciones, más que en el puntual circuito artístico.

El profesor Jesús Pindado ha discernido entre los rasgos literarios y periodísticos en su tesis para el Ph.D. obtenido en la CUA de Washington DC sobre textos híbridos entre ficción e información en la prensa. Prologado por el doctor Everette E. Larson, jefe de la División Hispánica de la Biblioteca del Congreso, buceó en abundantes caracterizaciones bibliográficas procedentes académicamente tanto de literatura como de periodismo. Abordó el análisis de textos publicados en las páginas de opinión de "El País" desde 1979 hasta 1988 por escritores latinoamericanos "geográfica y literariamente representativos": Cristina Peri Rossi y Mario Benedetti (uruguayos), Octavio Paz y Carlos Fuentes (mexicanos), Gabriel García Márquez (colombiano) y Mario Vargas Llosa (Peruano). Justamente ha examinado el "género de opinión" en la prensa a la luz de bien prestigiados conceptos de literaturidad y narratológicos enfrentándolos a los planteamientos teóricos de numerosos autores sobre el discurso y la redacción periodística.

Pindado determina las siguientes conclusiones: el ensayismo no debe concebirse con rigidez en su práctica textual al rastrear su constitución enunciativa y su énfasis informativo-didáctica; el predominio elocutivo expositivo de textos editorializantes y articulísticos con interrelación periodístico-literaria obedece a una ordenación preferente de "proximidad" o de vigencia temática y con estructuración de mensajes de prioridad informativo-comunicativa; la reducción de carga literaria responde al servicio de mensajes de puntuales estrategias persuasivas; la cancelación de entidades ficcionalizantes y de correferencialidad destaca la diferencia de la verosimilitud y la retórica literaria; la jerarquización de los datos y la sujeción a exigencias periodísticas se produce con una disposición cronológica y una contextualización sin operaciones transformadoras; y generalmente se observa una especial atención a la relación pragmática entre codificador-descodificador.

La "versión periodística" de estos escritores puede verse, en su criterio, como un elemento muy diferenciado de su más amplia tarea creativa y ante un destinatario más concreto en los medios con un tipo de discurso más determinado y con textos de menor densidad mítica, insertos a través de las marcas paralingüísticas de la prensa sin disfraces narratoriales y con la cara descubierta e implicación moral y social de los autores.

Aunque el editorializante sea el ámbito más flexible de la prensa, los escritores responden a la normativa de la trama fáctica aún con sus textos híbridos y a las exigencias de locutores sociales pese a la cuidadosa aplicación de técnicas narrativas y con valores entrecruzados.

Según lo anterior, y descansando en la tradición y la práctica habitual, aún dentro de la libertad y de las diferencias de estilos personales, la opinión de Pindado es que las críticas especializadas, por servir al puntual objeto de su análisis y por hacerlo en un soporte periodístico bajo ciertas condiciones de maquetación, es un subgénero específico de opinión. Un subgénero específico condicionado por el tipo de audiencia y, entre otras cosas, por los requisitos divulgativos y de esclarecimiento inherentes a su propósito.

Por otra parte, Iván de la Torre, Bernardo Palomo, Salvador Haro, Juan Francisco Rueda, Sema D’Acosta o Rafael Porras participaron en jornadas sobre La crítica de arte como salida laboral en tiempos de crisis en el Centro de Arte Contemporáneo de Málaga, CAC, en diciembre de 2012. Sema D´Acosta impartió, por su parte un curso sobre la crítica de arte en la Fundación FiArt de Madrid en 2015, cuyas conclusiones esquemáticas podrían resumirse en estos conceptos y consejos para el profesional:

Conceptos claves: Lo mas difícil es concretar el texto, hay que hacerlo en el primer párrafo, unos mil caracteres; revisar el texto en pdf; todas las citas deben estar bien escritas y hay que huir de la forma coloquial me gusta/ no me gusta, que divertido/ nada divertido. Para escribir, siempre hay que tener dos paginas web abiertas: una, la página de la RAE y la segunda "sinónimos y antónimos". Todo lo que se escribe consta en acta. En la critica siempre hay que procurar ser positivo. Reflexionar: ¿Quién lo ha hecho? ¿Es alguien con peso? ¿Por qué será?.

Consejos: Ver las máximas exposiciones, leer mucho, viajar más aún. Escuchar con atención, escuchar es una manera maravillosa de aprender. Escribir para los demás, para que se entienda, no para que sepan lo que sé o lo que he leído. Que sea el lector quien concluya, no tú quien imponga. Observar y absorber. Escribir con sencillez, para un público medio, un lector con inquietudes culturales. Construir párrafos equilibrados (aproximadamente 1000 caracteres). Escribir en tercera persona, nunca en primera, como mucho "nosotros". Ritmo: Es clave fundamental en el texto, como una composición musical. Adjetivar: Hay que tener cuidado, frases cortas. Esculpir y pulir el texto final. Es mas importante saber quitar que poner. Repasar lo hecho 100 veces. - Dejar reposar el texto antes de enviarlo. Recuerda! Ser periodista antes que filósofo. El lector lo agradecerá. Si no tienes las cosas claras, acude al artista. La entrevista como materia prima.

Dicho todo esto, recordemos la conocida afirmación de un escritor que ejerció como crítico, Charles Baudelaire: La crítica de arte tiene que ser parcial, apasionada y política. Francisco Umbral la repetiría más de una vez en sus columnas periodísticas: “la crítica tiene que ser subjetivamente injusta”, decía.

“La crítica es una cuestión moral. Si Goete no comprendió a Hölderling, ni a Beethoven y Jean Paul, es no atañe a su comprensión del arte sino a su moral. (…) El entusiasmo crítico le es ajeno al crítico. En sus manos, la obra de arte es el arma blanca en el combate de los espíritus”, escribió Walter Benjamin. “Tengo derecho y en cierto modo deber de engendrar dolor dentro de ciertos límites…”, decía Clarín.

Ignacio Echevarría recordaba en un artículo en El País (1) a los críticos que como Leopoldo Alas, Clarín, Walter Benjamin o Marcel Reich-Ranicki les asaltó la pregunta: ¿Qué derecho tiene nadie a poner reparos a la obra de alguien que ha invertido en ella la mejor voluntad y todo su esfuerzo? Reich-Ranicki confesó haber ejercido la crítica en su juventud, con temeridad, impertinencia o innecesaria crueldad. “Para que puse reparos y censuré algunas cosas? ¿Para qué lastimé a músicos que se esforzaban seriamente? Puede haber daño moral en el desempeño de la crítica de arte, pero ello nacería del propio ejercicio de la profesión. Al crítico tampoco le bastan las buenas intenciones o la desesperación del artista. Ha de distanciarse y objetivar, aunque a veces cause dolor. De críticas duras se han seguido exigencias máximas.

“El dolor que pueda engendrar la crítica es condición de su propia existencia, que es a su vez condición del arte mismo toda vez que, en cuanto tal, brota dentro de una determinada tradición”, concluye Echevarría.

(*) Julia Saéz-Angulo es Miembro de la Asociación Española de Críticos de Arte, AECA/Spain

Dibujos de Yurihito Otsuki

1.- El País. Babelia, Nº 506, Agosto de 2001

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