El gobierno de Temer impulsa medidas para revertir políticas de Dilma Rousseff

Cuando el Presidente de un país se ve incapacitado o imposibilitado para seguir en el cargo, temporal o permanentemente, teóricamente asume el Vicepresidente y completa parte o el resto del mandato manteniendo relativamente el equipo de gobierno y la conducción del Ejecutivo. Sin embargo, lo que está sucediendo en Brasil bien podría ser un caso de estudio.

Eso porque con la suspensión por 180 días de la Presidenta Dilma Rousseff (el tiempo que debe durar el juicio político en su contra), quien tomó las riendas del gobierno fue su Vicepresidente, Michel Temer, y él, convertido en su enemigo político, modificó casi por completo el gabinete, se alió con la otrora oposición y comenzó a dar pie atrás en muchas de las iniciativas o políticas más emblemáticas de los años anteriores en los que él mismo había participado como oficialista. Todo en menos de una semana.

“Es muy grave que todo un proyecto de visión de país que cambie sin que haya habido una elección, sin que haya habido un voto de la población. Es un cambio total y sin una elección”, alertó este fin de semana en entrevista con La Tercera el ex canciller y ex ministro de Defensa brasileño Celso Amorim.

“A pesar de no tener un mandato electoral, Temer rápidamente reveló una agenda de reformas económicas liberales, incluyendo recortes de gastos y cambios al sistema de pensiones, moviendo a Brasil hacia la derecha tras 13 años de gobierno del Partido de los Trabajadores (PT)”, escribió la semana pasada la agencia Reuters.

El Presidente interino busca frenar el decrecimiento y restablecer la confianza de la mayor economía de América Latina. Con ese objetivo los nuevos ministros comunicaron algunos cambios en la conducción económica, como recortes en los gastos públicos (la eliminación de 4.000 empleados del sector estatal) y una auditoría de los programas de asistencia a los pobres.

El ministro de Planificación, Romero Juca, declaró que las reformas a las pensiones y a los impuestos son clave para controlar la deuda pública. También estaría considerando poner en marcha un plan de privatizaciones, según dio a conocer el fin de semana el diario O Globo. Eso incluiría la compañía de correos y la participación estatal en firmas de transportes, energía y seguros.

Temer se reunió el lunes con algunos sindicatos para abordar una posible reforma al sistema de pensiones, pese a que al encuentro no asistió la CUT, la mayor confederación sindical del país, que representa a unos 25 millones de trabajadores y que no reconoce legitimidad del gobierno interino. El nuevo Ejecutivo quiere abaratar el actual esquema de jubilaciones para lo cual incluso considera retrasar la edad mínima de retiro. Pero los sindicatos que asistieron a la reunión expresaron su rechazo a esa reforma.

Y, en la misma línea de aminorar gastos, ayer se dio a conocer que el nuevo canciller, José Serra, solicitó un estudio para analizar el costo y la utilidad de los puestos diplomáticos abiertos en estos años, aseguró ayer el diario Folha de Sao Paulo. En la mira de Serra estarían las embajadas y representaciones en países, principalmente de Africa y el Caribe. Precisamente uno de los hechos que caracterizó la política exterior del gobierno de Lula fue el estrechamiento de las relaciones con países del “Africa Negra”, como una manera de reconocer la herencia de muchos ciudadanos brasileños descendientes de antiguos esclavos.