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Cuento: “Historias Urbanas”... (VI)

Mi nombre es Jack...

Por J.I.V.

miércoles 12 de abril de 2017, 01:38h

Martes 5 de noviembre por la noche, 23,55 hrs. - vuelo RG755 de Madrid a Río de Janeiro

Mi nombre es Jack y soy un asesino profesional. Así tal como suena, resulta duro decirlo y es más a mi no me gusta reconocerlo ni pensar en ello. Lo hago ahora como una reflexión para mí mismo, como una manera de tranquilizarme. Me encuentro a salvo, relativamente a salvo por el momento.

Se ha apagado el letrero de “Fasten your seat belt” y puedo acomodarme y estirarme mejor en mi asiento y aunque no fumo creo que hacerlo me calmaría pero no tengo cigarrillos; lo dejaré para otra ocasión. El tabaco no es bueno para el pulso y en mi profesión eso es vital. Mejor me tomaré un par de whiskies dobles con poca agua. Tengo la garganta reseca y ardiente, y no es para menos.

Cuando anunciaron el retraso del vuelo en una hora me preocupé un poco pero cuando al rato dijeron que era probable que aumentara a tres, mi nerviosismo subió al extremo de hacerme sudar pese al aire acondicionado del salón de primera clase del aeropuerto.

Por fin hemos salido, con cuatro horas y cincuenta y ocho minutos de retraso y salvo que ocurriera algo imprevisto en diez aterrizaré en Río de Janeiro y será casi como estar en casa. Una vez allí cambiando de avión, en tres horas más estaré en Caracas y entonces sí, a salvo completamente.

Cuando pienso como me metí en este negocio resulta difícil explicarlo. Esto de ser un gatillo profesional es algo completamente aparte de mi vida normal y tiene mucho más complicaciones de lo que la mayoría de la gente cree.

Mi verdadera ocupación es muy distinta. Trabajo en una compañía aérea; situación que me permite entrar y salir de distintos países sin despertar sospechas. Esta misma condición y la cierta facilidad que se otorga a determinadas profesiones en los aeropuertos y en los controles de los mismos me ha permitido llevar conmigo las diferentes herramientas que preciso para mi trabajo, sin mayores complicaciones.

Es cierto que soy un asesino (yo prefiero la palabra “killer”, suena mejor y es más profesional) pero toda la gente a la que he quitado de en medio tenía sobradas razones para merecer lo sucedido. Nunca he cometido asesinatos políticos. Me repugna la idea de que alguien pueda ser eliminado sólo porque no está de acuerdo con determinadas ideas o posturas políticas. Tampoco he liquidado a nadie por causas sentimentales porque me parece injusto. Bueno nunca lo había hecho hasta ahora y esa, es la causa de mi intranquilidad.

Cuando mi contacto en Caracas me habló de la posibilidad de realizar un trabajo limpio en España y que me reportaría buenos beneficios me entusiasmó porque además de parecerme fácil, por mi verdadero trabajo viajaba frecuentemente a Madrid y conocía perfectamente todo el trasiego del aeropuerto y sabía que los controles eran relativamente poco rigurosos y menos aún para quienes trabajamos en líneas aéreas. Conocía al detalle la ciudad y podría moverme con gran libertad de acción y ni siquiera tendría que desplazarme fuera del ámbito de Madrid situación que me permitiría incluso, resolver otros problemas personales que en anteriores viajes no tuve tiempo para ver.

Además estaba el tema de los honorarios. Mi contacto en Caracas me había conseguido siempre un buen precio por los trabajos pero en esta, se había superado a sí mismo: 50 mil dólares depositados en mi cuenta bancaria de Suiza me permitirían acaso, retirarme antes de lo que pensaba de esta profesión.

Los honorarios en esta ocasión, subían porque precisamente el objetivo se salía de mi ámbito normal. Hasta ahora, como ya dije, nunca desactivé a políticos, delincuentes, traficantes de droga o... mujeres. Mi especialidad han sido siempre los hombres de negocio. Los tiburones de las finanzas y por eso nunca sentí el menor escrúpulo o remordimiento en quitar de en medio a un sucio capitalista o un especulador financiero que construye su fortuna sobre los cadáveres de otros que no han tenido la posibilidad de oponerse a su voracidad de sanguijuela.

Recuerdo al último empresario que liquidé. Un tipo francamente repugnante; un especulador del sector inmobiliario que llevaba años cometiendo tropelías contra modestos propietarios y habitantes de un sector en una gran capital que como consecuencia de reformas urbanísticas, vería aumentado su valor hasta límites increíbles. Aquel hombre no quería entrar en razón y hubo que eliminarlo. Ese trabajo lo hice con gusto porque fue en favor de mucha gente que no tenía modo alguno, de hacerse escuchar o conseguir un trato justo. No soy un asesino despiadado. Al contrario, creo que en cierto modo, le hago un beneficio a la humanidad quitando de la circulación a personajes siniestros que se alimentan del esfuerzo y sacrificio de los demás.

También he eliminado a competidores molestos de algunas industrias, empresas u hombres de negocios y a tíos repugnantes como son los banqueros. Tampoco me causan ninguna preocupación. Si estos quieren eliminarse entre ellos, es su problema. Así favorecen a la gente común y corriente. Este mundo sería un poco mejor si dedicáramos más atención a las personas y a la vida y menos al dinero que es en definitiva, la causa de todos los males de la sociedad.

Yo hago mi trabajo bien y de manera limpia y no entro en analizar y valorar los motivos que determinadas personas tenían o tienen, para deshacerse de alguien ya que no es de mi incumbencia. Siempre hice mi trabajo de manera rápida y sin complicaciones... bueno, hasta ahora...

Mismo día Martes 5 de noviembre por la mañana, 08,35 hrs. Vuelo IB203 de Madrid a Londres

Han sido 50 mil dólares, los que se me han ido al carajo de una tacada pero ha valido la pena. 50 mil no son nada si lo comparo con lo que disfrutaré a partir de hoy mismo junto a Mónica...

Rosalyn ha sido muy buena conmigo eso, no lo puedo negar. También en su día la quise mucho pero eso es agua pasada. La vida rueda y no se puede detener. Ella envejeció mal y no supo adecuarse a los tiempos que corren. Por otra parte en todos estos años que llevamos juntos no ha dejado ni un solo día de mortificarse por no haber tenido hijos. Decía siempre que nunca “seríamos una familia de verdad”. Al principio no le di importancia porque creí que con el tiempo lo asumiría y dedicaría sus esfuerzos y energías a otras cosas como hice yo, que concentré todo mi espíritu en trabajar y conseguir lo que ahora tengo, o mejor dicho, tenemos, o quizás deba decir, teníamos...

Continuación del vuelo RG755 de Madrid a Río de Janeiro...

Aquí hubo un fallo grande e irreparable. El primero de mi larga trayectoria profesional como gatillo. Hacía solo tres días que había llegado a Madrid; era la cuarta vez que venía en menos de cinco meses y en cada oportunidad aproveché para examinar al dedillo todos los detalles y todo parecía a punto.

El contratante a quien no conozco, era un hombre de sólida posición económica, de unos 60 años y dueño de una empresa de suministros industriales con oficinas en varios países de Europa lo cual le obligaba a viajar con mucha frecuencia. Estaba casado con una mujer de aproximadamente su misma edad, no tenían hijos y vivían en una urbanización de lujo a las afueras de Madrid y quería simplemente, deshacerse de su esposa. ¿Los motivos? No los conocía ni me importaban. Cada cual tiene sus propias razones y en eso ni entro ni salgo. Era toda la información, respecto de su entorno más inmediato que me había suministrado mi contacto en Caracas. Por lo demás, tampoco necesitaba saber más.

Nunca debí aceptar este trabajo, me está complicando la vida por la mala conciencia que por primera vez me queda después de una operación. Pensándolo bien tampoco tenía una necesidad extrema de aceptarlo. Dentro de tres semanas tengo un contrato en El Cairo que vengo preparando desde hace mucho tiempo y este me reportará también grandes beneficios de manera que el tema del dinero no ha sido algo determinante para hacerlo.

Llevo los suficientes años en la profesión para saber que el trabajo no me falta y en ocasiones he debido rechazar ofertas por no contar con el suficiente tiempo para preparar adecuadamente todo y por lo tanto, no había garantías para hacerlo de manera limpia e impecable.

No resulta fácil matar un hombre en realidad es muy difícil y al hacerlo, uno se plantea una serie de contradicciones de variado orden. Siempre que ejecuto a alguien lo hago con dos disparos como mínimo: uno a la cabeza y el otro, al cuello. ¿El motivo? Razones de seguridad: si los disparos no fueran mortales de inmediato la posibilidad de que la víctima hable, es prácticamente imposible...

Continuación del vuelo IB203 de Madrid a Londres

Rosalyn es una persona de ideas fijas, cuando algo se le mete en la cabeza no hay quien la saque de ahí. Hay que ver lo que son las cosas. A mis 60 años conozco a Mónica y desde entonces mi óptica de la vida cambió. Ella solo tiene 30 pero eso no importa. Creo que tengo una nueva oportunidad de comenzar de nuevo.

Rosalyn jamás me dará el divorcio, no después de todo lo que hemos pasado y es que en su cabeza tampoco cabe esta posibilidad. Por eso creo que la decisión que adopté es la mejor.

En cuanto llegue a Londres me trasladaré de inmediato al centro de la ciudad. Debo resolver lo referido al último pedido de recambios. Es mucho dinero y no puedo dejar escapar este negocio. Por lo demás y para que todo salga bien hoy y quede definitivamente resuelto es mejor que esté fuera de Madrid, de España.

Esto es muy duro y si he de ser sincero, estoy terriblemente asustado y ni siquiera he podido tragar el café que me sirvieron en el desayuno nada más despegar de Barajas. Tengo el estómago completamente apretado. Ojalá ya fueran las 7 de la tarde; estaría ya preparándome para tomar el vuelo de regreso a Madrid, y lo peor ya habría pasado. Según lo previsto, entre las tres y cuatro de la tarde, todo habrá concluido...

Continuación del vuelo RG755 de Madrid a Río de Janeiro...

Lo más difícil en esta profesión es matar tu primera víctima pero seguramente es así en todas. Para un cirujano, su primera operación de apendicitis será siempre inolvidable supongo. Lo más importante es que transcurra todo en el mínimo de tiempo posible y sobre todo, no mirar a los ojos de tu víctima. Es difícil soportar la mirada de alguien que en el último instante de su vida comprende que va a morir. Es algo que nunca he aprendido a dominar. Esa sensación de terrible orfandad que me acomete en el momento justo de apretar el gatillo. Cuando matas a otra persona, algo de tu propio ser muere con ella. Difícilmente alguien que no haya pasado por este trance puede comprenderlo. Casi sería preferible liquidar los objetivos con un rifle de alto poder, con mira telescópica. La posibilidad de fallar es mínima. Sin embargo, el problema con un rifle es el transporte. Son necesarios a lo menos cuatro viajes antes, para llevar en cada uno de ellos, una parte del arma para luego ensamblarlo con la mayor precisión. Por ello, pese a la comodidad del rifle, yo prefiero la pistola con silenciador aunque haya que hacer el disparo a corta distancia para no fallar. Si bien más seguro, implica acercarse demasiado a la víctima y eso, siempre es malo y peligroso...

No puedo dejar de pensar en lo sucedido esta misma tarde en Madrid. Llevo ya más de tres horas de vuelo y no consigo relajarme...

Continuación del vuelo IB203 de Madrid a Londres...

A Rosalyn le caía bien Mónica y decía que de haber tenido una hija, le hubiera encantado que fuera como ella: alta, rubia, con hermosos ojos y lo más llamativo de su persona, su larga cabellera que le alcanzaba hasta la cintura. Este detalle era el que más destacaba en toda su figura. El pelo así, tan largo ya no se usa, pero en Mónica era su rasgo distintivo. La hacía única, aun entre un montón de mujeres tan guapas como ella, su larga melena la hacía irrepetible...

A Rosalyn le gustó desde el primer día que llegó a vivir al chalet contiguo al nuestro ya que de inmediato hizo excelente amistad con ella.

El destino hizo que las cosas entre Mónica y yo se dieran de manera natural y a partir de entonces ya no he podido vivir ni un solo día sin pensar en que quiero pasar lo que me resta de vida junto a ella pero, ¿como decírselo a Rosalyn?...

A Mónica le resulta abominable que nos veamos a escondidas en Madrid y me dice que cada vez resiste menos los gestos de amistad y cariño que le brinda Rosalyn y le encuentro razón. A mí me pasa lo mismo. Cada vez que Rosalyn me dice: “Así habría sido nuestra hija, de haberla tenido” siento que todo mi ser se revuelve por dentro.

Esta noche cuando llegue a casa, necesitaré mucha presencia de ánimo para enfrentar todo lo que se me vendrá encima. De sólo pensarlo me pongo más enfermo todavía. Creo que podría soportarlo mejor si no supiera que Rosalyn quiere tanto a Mónica y que ella pese a todo, también la aprecia mucho al punto que suelen pasar muchos ratos juntas al día por cualquier motivo y eso, a mí la verdad, me gusta muy poco...

Continuación del Vuelo RG755 de Madrid a Río de Janeiro...

No he podido pegar ojo en toda la noche, este vuelo se me hace interminable. No puedo quitarme de la cabeza la imagen, la escena de lo sucedido hoy. Vuelve una y otra vez a mi mente. Todo iba saliendo bien y de acuerdo a lo previsto. Sobre las tres de la tarde me acerqué a las inmediaciones del chalet. Era una zona poco habitada y la distancia entre los grupos de casas es considerable. La hora, en plena comida para la inmensa mayoría de los vecinos, favorecía mi acción.

No me costó ningún trabajo acceder al interior de la vivienda por el jardín. Sabía que no había perros guardianes y por lo tanto mi objetivo estaría a esa hora en el salón disfrutando quizás de la televisión. Fue muy fácil. Ella ni siquiera me sintió llegar por detrás y por lo tanto, nunca se enteró de lo sucedido. Dos impactos secos y sin ruido, prácticamente le deshicieron la cabeza ya que no había más de dos metros de distancia entre ella y mi pistola. Por un instante, que nunca supe cuanto duró, me quedé como petrificado pensando en lo fácil que resultó. La mujer ni siquiera tuvo tiempo de darse vuelta a mirar...

En un instante, mi presión sanguínea subió al límite máximo al punto que creí que sufriría un sincope cuando aquella otra mujer, salió de una habitación contigua al salón (la cocina supongo) con un vaso en cada mano. Su sorpresa fue tan grande que hizo el gesto de querer gritar pero sin articular palabra al tiempo que dejaba caer los vasos que se hicieron añicos en el suelo. Sin embargo, pasada una décima de segundo recuperé toda mi profesionalidad de viejo killer y antes que tuviera el tiempo para darse cuenta de lo ocurrido, una bala disparada a quemarropa, le entraba directamente al cerebro por entre sus cejas. En mi profesión y cometido, no pueden dejarse testigos ni... cometer errores.

Fue una verdadera lástima porque la segunda mujer no entraba en el trato. Una pena y repito, una verdadera lástima porque era preciosa y lo que más me llamó la atención (nunca había visto algo así) fue su melena. Tan rubia y tan larga. Le llegaba creo, más abajo de la cintura...

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