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La triple ofensiva de Génova contra Ciudadanos: ataques directos, cambios de programa y ahora pactos

jueves 02 de abril de 2015, 00:40h
La triple ofensiva de Génova contra Ciudadanos: ataques directos, cambios de programa y ahora pactos

Tras ningunearlo, el PP ofrece a Rivera un diálogo en la "centralidad". La ofensiva diseñada por el PP contra Ciudadanos se libra en varios frentes: desde los ataques directos y abruptos a las ofertas de pacto. Este punto lo ha explorado hoy el ministro de Sanidad, Alfonso Alonso, quien ha asegurado que el PP tendría “capacidad de encuentro” con el partido de Rivera “si plantean propuestas que entran dentro del terreno de diálogo de la centralidad del PP”. “En ese sentido, sí hay un actor más”, ha dicho Alonso.

Es la segunda vez en pocos días que un dirigente popular se pronuncia en el mismo sentido. Más rotunda, la candidata madrileña Esperanza Aguirre declaró también el pasado viernes que le gustaría "muchísimo" que la formación naranja formara parte del Partido Popular.

"Estamos todos los que nos sentimos a la derecha de la izquierda. Ahora hay nuevos proyectos y me gustaría que todos volveríamos a converger en esa gran partido abierto a todos los que no se sienten de izquierdas", dijo Aguirre, sin ocultar tampoco admiración a Rivera.

Las declaraciones plantean un bandazo en la marcada estrategia con la que Génova trata de combatir a una fuerza emergente que, hasta hace pocas semanas, prácticamente se ninguneaba. El cambio lo ha provocado sobre todo la histórica debacle de las pasadas elecciones andaluzas, un termómetro-pese a todas las particularidades-de las posibilidades de los partidos de cara a las generales. Los 33 escaños conseguidos por Juanma Moreno- 15 menos de los 50 de Arenas y en buena parte, por una ‘fuga’ masiva de votos hacia el partido de Rivera, que logró nueve- han encendido todas las alarmas.

Pero el aviso está solo en la sede central de Madrid. Diferentes dirigentes autonómicos han hecho ver ya a Rajoy que el apoyo de Ciudadanos resultará imprescindible para lograr una mayoría suficiente en las elecciones de mayo. Es el caso de la Comunidad Valenciana, plaza estratégica para el PP y donde esa mayoría se vería fuertemente comprometida. En ese escenario, la única opción que permitiría a los populares reeditar gobierno pasaría por tejer alianzas con el partido de Rivera.

Según el último barómetro del CIS sobre estimación de voto, Ciudadanos irrumpiría en el Congreso como sexta fuerza, con un 3’1% de los votos, en un sondeo que coloca al PP como ganador, con un 27’3% de los votos. Pero los 'populares' juegan con otras encuestas menos favorables. La de Metroscopia de principios de marzo, por ejemplo, que sitúa al partido emergente en cuarto lugar, con un 18’4% de sufragios, y en un arco parlamentario que estaría configurado por este orden por Podemos (22’5%), PSOE (20’2%) y PP (18’6%). Aunar fuerzas significaría una suma considerable.

Pero más allá de la estadística, lo que preocupa es el potencial electoral de un partido que, coinciden los analistas, podría explosionar en los meses que restan hasta las generales. La formación, ya bien colocada en puestos de salida, no sólo ha experimentado un auge espectacular: tiene como punto a favor el no ser aún un partido 'quemado' por la sobreexposición, algo que ya acusa Podemos.

El 'perfil bajo' mostrado hasta ahora le permitiría un acelerón más eficaz en el tiempo que queda hasta mayo, y después, hasta noviembre. Bien engrasado, apenas se le conocen discrepancias internas, y pocos escándalos. El más destacado, el del exdiputado en el Parlament, Jordi Cañas, que tras dejar su escaño imputado por fraude fiscal fue fichado a los pocos meses como asesor del grupo en Bruselas.

Lo que también pone de los nervios a los populares es la ‘sangría’ de votos que se percibe como imparable. Según el último sondeo conocido, de NC Report, hasta el 13’2% de quienes votaron al PP en las últimas generales lo harían ahora a Ciudadanos, un porcentaje que en el caso de los socialistas sería del 7’2%.

El propio Rajoy admitió ya el día después de los comicios andaluces que una parte del apoyo que su partido recibió en Andalucía hace tres años (40,7% de los votos traducidos en 50 escaños) se había ido ahora a este partido o a la abstención. El análisis lo abroncó el presidente en el último Comité Federal, en el que advirtió del coste electoral del nuevo partido, al que Génova pone cara y nombre, el de Ciutadans.

Los ‘populares’ han asumido ya que su estrategia estaba equivocada: el enemigo político no es Podemos, formación a la que con insistencia han desacreditado y que impacta con más fuerza en casa socialista, y por ello, la diana se pone ahora en el partido de Rivera. Una formación nueva, pero relativamente: en apenas seis años, el partido ha logrado colocar a nueve diputados en el Parlament y convertirse en una voz cada vez más potente contra el bloque soberanista. Un extremo que desde Génova se enfatiza. Es, se insiste, un partido enraizado en Cataluña y sin proyecto para el resto del país. Sirve que la formación no haya presentado aún su programa completo para las generales, sólo un documento económico.

El otro frente se centra contra Rivera, un líder que, en el mensaje de los ‘populares’ acusa de un personalismo excesivo, y con planteamientos ambiguos, como su propuesta para un aborto “de supuestos y de plazos”.

Escorar a Ciudadanos a la derecha

El nerviosismo ha hecho caer al PP en los ataques directos y personalistas. No los ha eludido ni siquiera la vicepresidenta Sáenz de Santamaría, la primera en entrar en la ofensiva, cuando, aprovechando la rueda de prensa de los viernes tras el Consejo de Ministros, afeó que uno de los economistas “estrella” de Rivera, y artífice de su programa económico, Luis Garicano, hubiese en su día pedido el “rescate” para España. Fue a finales de febrero, y pocos días después de que el partido de Rivera presentase su documento de base: un programa de corte liberal, aunque muy matizado hacia el centro, y con guiños sociales, como un complemento salarial para las rentas más bajas o un “seguro contra el despido”, una especie de depósito con aportaciones del empresario a la que se podría acceder en caso de pérdida del empleo.

No menos llamativo es que, en plena lucha por conquistar al votante de la “centralidad”, el PP diese ayer un viraje en su política sanitaria para inmigrantes, devolviendo a los sin papeles el derecho a la atención primaria. Una medida claramente estratégica en la ofensiva para marcar diferencias y dejar a Ciudadanos más escorado a la hoy impopular derecha. En 2013, su diputado en el Parlament, Manuel Villegas, defendió la retirada de la atención sanitaria a los inmigrantes sin permiso de residencia, una propuesta que entonces contó precisamente, y solo, con el apoyo del PP. La propuesta costó a la formación ‘naranja’ una fuerte animadversión ciudadana, que todavía se le afea.

Ciudadanos busca que el PP se deslegitime

En Ciudadanos, la oferta de diálogo del PP se recibe con reticencias. Recuerdan que hace semanas, eran ninguneados y que sólo habrá pactos si estos se someten a sus “condiciones”. Pero para el partido, las posibles alianzas no dejan de tener una contraindicación: la “traición” a los votantes del PP decepcionados con las políticas del Gobierno y que buscan ahora refugio en Rivera.

En Ciudadanos la consigna es clara. Frente a los ataques, el silencio. No se entrará en descalificativos, afirman fuentes del partido, con intención de que el PP se “deslegitime por sí mismo”.

Como ejemplo ponen las “salidas de tono” de Rafael Hernando, portavoz en el Congreso de los Diputados y autor de la célebre alusión de ‘naranjito’, en referencia al color que identifica a la formación de Rivera. El dirigente ‘naranja’ logró después revertir la situación publicando una foto con la célebre mascota del Mundial y ganándose el favor de las redes sociales.

FUENTE: LAINFORMCION.COM - Luz Sela - 01/04/15

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