PSOE y PP dejan en segundo plano los grandes mítines por miedo al 'pinchazo'

El PSOE ha renunciado a los grandes mítines para la campaña de las europeas y el PP también ha decidido centrarse en los municipios para tratar de ganar esos comicios. ¿Están abocados a la desaparición los grandes actos políticos en plazas de toros y pabellones? ¿Servían esos eventos para algo? ¿Son el futuro los micromítines y actos sectoriales? A estas preguntas han respondido consultores y expertos en comunicación política consultados por lainformacion.com.
Las formaciones están dejando en segundo plano las grandes escenificaciones -qué lejos quedan los tiempos en que llenaban estadios de fútbol- pero “no lo hacen por austeridad, como ha querido vender el PSOE, sino porque no se da la participación ciudadana en política suficiente para llevarlos a cabo”, explica José Luis Sahuquillo, presidente de la Asociación Valenciana de Politólogos (AVAPOL). Sahuquillo tiene claro que los grandes mítines “sirven como reclamo para los medios pero no hay relación directa con el número de votos y no compensa gastar cientos de miles de euros para arañar, en el mejor de los casos, un puñado de sufragios”. Además, ahora “hay miedo a no llenar auditorios de mucho aforo, hay menos recursos para organizarlos y simplemente no interesa”. La falta de tirón de los partidos grandes, concluye el politólogo valenciano, beneficia “a los minoritarios”, que en las europeas tendrán “una antesala atractiva” antes de enfrentarse al reto de las autonómicas y generales del año que viene.
El consultor político Luis Marañón, por su parte, cree que PP y PSOE no renunciarán del todo a los grandes mítines y “alguno habrá” en esta campaña, al menos para cerrarla. Marañón considera que ese formato no desaparecerá sino que “convivirá” con otros más pequeños y segmentados, “al igual que ha ocurrido con las redes sociales y la televisión, que conviven sin que la primera haya relegado a la segunda”. El mitin no deja de ser “una representación colectiva de unidad identitaria” que sigue teniendo ese “sentido de ritual” que lo convierten en “un espectáculo, algo similar a un concierto”. “Los propios políticos hablan de giras e incluyen a teloneros y a un actor principal en esos eventos, que al final son más que otra cosa platós de televisión que permiten exhibir músculo y vigor, activar sentimientos y emociones, elevar la figura del líder que aparece rodeado de seguidores y aumentar la autoestima de estos”, razona.
En cuanto a los micromítines o actos sectoriales, cubren “objetivos diferentes y permiten dar imagen de cercanía y segmentar el mensaje”, se trata de recursos que “han existido siempre, aunque es cierto que están ganando peso . Con ellos, “se da la sensación de que estás preocupado por los temas que afectan a la gente”, además de permitir una mayor “agilidad de las campañas”. Según este consultor, su auge en España no se debe a una despolitización de la sociedad, que cree sigue estando “muy interesada en la política, pero ha evolucionado y ahora es más crítica”.
Para el experto en comunicación política Ion Antolín, la tendencia de los grandes mítines a pasar a un segundo plano “es global” y se da también en otros lugares como Estados Unidos. “Se apuesta más por dirigirse a públicos diferenciados para colocar de manera más eficaz el mensaje entre una audiencia influyente que no tiene por qué estar comprometida con el partido”, sostiene. El hecho de interactuar con ese tipo de público permite “una redifusión del mensaje más eficaz” que interviniendo ante miles de fieles cuya movilización siempre es bienvenida pero que muchas veces no tiene mayor efecto.

Fuente: lainformacion.com - David Martínez - 22/04/14