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Kuala Lumpur (Malasia)

Kuala Lumpur (Malasia)

Por Concha Pelayo (*)

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:21h

“Selamat Datang”: Bienvenidos, amigos,  a Kuala Lumpur.  Con estas palabras reciben los malayos a sus visitantes. Dos millones de habitantes, dos millones de sonrisas que se muestran a cada paso, durante el día, mientras se camina por la calle, por los parques o mientras desarrollan la vida laboral en los comercios, en los bancos, en los puestos callejeros. Los malayos sonríen con los ojos y con su sonrisa blanquísima en los lugares de diversión y al ritmo de la música. Sonríen porque sí, porque la vida la afronta con alegría.

Kuala Lumpur (Malasia)
Kuala Lumpur (Malasia)

Han bastado, apenas, ocho días para pulsar el latir de este bellísimo país tropical que pasa del día a la noche en un santiamén, basta un breve parpadeo y la noche lo cubre todo con su manto, en tan solo unos segundos.

 

Kuala Lumpur nació en el siglo XIX, cuando era tan sólo un pueblo marinero destinado al comercio del estaño. Hoy,  KL es una gran metrópoli cuyo dinamismo atrae a gentes ávidas de actividades  comerciales,  políticas, culturales e internacionales. El modernismo se combina perfectamente con lo ancestral y con la religión. Musulmanes, budistas, taoístas, cristianos o confucionistas. El Islam es la religión oficial, siendo practicada por el cincuenta y dos por ciento de la población. La sigue el budismo, con un diecisiete por ciento y el resto de las religiones supone el doce por ciento. Y todo ello en perfecto equilibrio mientras se disfruta de esa convivencia que procede del enorme respeto que los malayos tienen por sus normas más elementales. Respeto hacia sí mismos, hacia la familia, hacia el medio ambiente, hacia el entorno que les rodea. Nadie en Malasia osa alterar el orden público, conscientes de que esa actitud les granjea el mismo respeto y admiración.

 

Kuala Lumpur camina rápidamente hacia el progreso y la modernidad y hoy se vanagloria de poseer uno de los rascacielos con mayor altura del mundo, sus magníficas  torres gemelas, Las Torres Petronas que refulgen en la noche como plata pulida. Estas torres fueron diseñadas por el arquitecto argentino César Pelli. Tienen una altura total de 452 metros. Albergan en su interior un complejo de oficinas de la Compañía Nacional del Petróleo y Gas de Malasia. Están construidas en vidrio y acero y tienen un total de treinta y dos mil ventanas. Una verdadera y sofisticada obra de ingeniería. Cuentan con ochenta y ocho plantas a las que se accede a través de 75 ascensores. Fueron construidas siguiendo un diseño geométrico islámico. Su planta consta de dos cuadrados entrelazados formando la tradicional estrella de ocho puntas.

 

Como dato curioso, a cuarenta y cuatro metros de altura, una pasarela facilita el acceso de una a la otra. El puente consta de dos alturas y permite el tránsito entre los diferentes departamentos. Además de su funcionalidad, el puente simboliza “una puerta hacia el infinito cielo”. Pudimos acceder hasta el piso 42 donde se nos sirvió una cena en la que se degustaron inimaginables exquisiteces. A partir de esa altura, el resto de las plantas son privadas. La vista de Kuala Lumpur es espectacular y se observan las casas coloniales y medievales, así como las de estilo budista, hindúes o chinos, lo que no impide el desarrollo de arquitectura futurista. Ya en el exterior una torrencial lluvia nos acogió en la noche.

 

En la arteria Turku Abdul se ubican los principales hoteles, bancos  y restaurantes como reflejo de prosperidad. En el itinerario urbano existen lugares imprescindibles como el de los templos hindúes de las grutas Batu Caves. Hay que salvar  270 escalones para llegar a ellas pero el esfuerzo merece la pena. Los monos reciben a los visitantes, casi abalanzándose sobre ellos para coger cámaras, bolsos y todo lo que llevan consigo. En un principio asustan pero enseguida se acostumbra y aprende rápido a esquivar los “ataques”. La Mezquita Azul  de Sha Alam o el Lago Garden donde se encuentran los hibiscus y las orquídeas al lado de los ciervos y las mariposas.

 

Kuala Lumpur es un abigarrado crisol multiétnico. Deambular por las calles del centro es todo un espectáculo de color y sabor donde el olfato se agudiza ante tantos y tan diferentes aromas. Las mujeres malayas con como geishas nacaradas, cuyos talles parecen quebrarse a cada movimiento. Así es esta ciudad antigua, la que fuera hogar de sultanes, hoy moderna y pujante. Un lujo por descubrir.

 

(*) Concha Pelayo es escritora y crítica de arte. Es miembro de FEPET, la Federación Española de Escritores de Turismo

 

 

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