Recordar

En estos conceptos, en estas realidades, Jacinto  Benavente, nuestro premio nobel solía decir, “Los recuerdos tienen más poesía que las esperanzas, como las ruinas son más poéticas que los planos de un edificio en proyecto”.  Y Campoamor añadía, “! Bella será una esperanza, pero es muy dulce el recuerdo ¡”.

Miguel de Unamuno en su “Vida de don Quijote” manifiesta, “Con maderas de recuerdos armamos las esperanzas”.

Creo que vivimos tiempos en los que los recuerdos no son uso común, no están de moda, quizá la aceleración de las costumbres, lo volátil de las informaciones, nuestro deber a veces de estar pegados a las noticias del día, lo que suele definirse como “de rabiosa actualidad”.

Es importante desasirse de esa  realidad inmediata e intentar sumergirse a veces en un vacío previo, en un silencio que conduce a la serenidad.  El mismo papa actual después de ser elegido en el cónclave necesitó unos momentos de soledad y de silencio para poder discernir lo que tendría que decidir, un momento de luz intensísima donde se hizo su vacío interior, alejado de todo sonido, de toda emoción, alejado incluso de los cardenales.  Esa luz que según declara él mismo debió durar muy poco pero que a él, personalmente, se le hizo muy larga, casi eterna.

Shakespeare con su fuerza tan característica entra a saco en estas ideas y  declara; “Conservar algo que me ayude a recordarte, sería admitir que te puedo olvidar”.

Si recorremos la literatura universal de hondo calado encontramos citas como la de Dante en “el Infierno”; “No hay mayor dolor que recordar el tiempo feliz en la miseria”.  Séneca con esa visión de los clásicos que en realidad ya lo han dicho todo, gusta en declarar en “Herculens  furens”: ”Lo que fue duro de padecer es dulce de recordar”.

Por último, y no quiero extenderme, en su libro “Pensamientos” Santiago Ramón y Cajal, también nobel hace esta breve disertación que nos viene al pelo: “Cuando el hombre ha entrado en el último tercio de la vida y siente ya dentro de sí ese molesto rechinar de piezas desgastadas por el uso y aún por el abuso, gusta de saborear el recuerdo de los tiempos heroicos, alegres, luminosos de la juventud. ¡Época feliz!. ¡Qué dicha tan grande creerlo todo, presumir que todo ha sido explicado, pesado, calculado!”.

Nada puede añadirse a estas frases recipientes de esas ideas acuñadas tras largos intervalos de experiencias, no alejadas con frecuencia también del sufrimiento.  Solo constatar que también son recuerdos.

(*) German Ubillos Orsolich

Nació en Madrid y es Premio Nacional de Teatro. Premio Guipúzcoa de Teatro, Premio Provincia de Valladolid de Teatro, Premio Julio Camba de Periodismo, Premio “Correo Español – Pueblo Vasco” de Periodismo, Premio Ciudad de Zamora de Periodismo, Finalista Premio Nadal de Novela, Guionista de Televisión Española Espacios Dramáticos.

Es autor de varias novelas entre ellas: “Largo Retorno” (Con filme de Pedro Lazaga y música de Antón García Abril) “Proyecto Amenazante”, “Cambio Climático”. “Cambio Climático – Los Supervivientes”, “Cambio Climático – El Retorno” (Trilogía), El viajero de sí mismo”, “Malín”, “La Peste Negra – Vida más allá de las estrellas”, “La calle de los Amores” (biografía), “El hielo de la Luna”, “Los desiertos de Marte”, “La calle de los amores “(Memorias).- Ed. Belgeuse, “ Más allá del Purgatorio (Novela), Ed Belgeuse , “La Infancia Mágica “ (Biografía).- Ed. Belgeuse .

Es autor teatral y algunas de sus obras son: “La Tienda” (Ed. Escélicer)- Premio Nacional de Teatro, “El llanto de Ulises” (Ed. Escélicer)- Premio Guipúzcoa, “El Cometa Azul”, “Gente de Quirófano” (Ed. La Avispa) Premio Provincia de Valladolid, “Los globos de Abril” (Ed. Escélicer)

Ha colaborado y colabora en los Diarios Nacionales como “A.B.C.”, “YA”, “La Razón”, “Pueblo”, Agencia “PYRESA”, “El Imparcial”, es Abogado y Licenciado en Dirección de Empresas.